Bach, preludio coral BWV 654



¡Feliz domingo! Seguimos recorriendo el camino, bellísimo, que supone la colección que genéricamente se conoce como «Dieciocho preludios corales». Nosotros la estamos desgranando de uno en uno porque sobre obras conocidas y también porque merece la pena detenerse más. Además, tampoco se trata de que nos liquidemos la obra de forma rápida. ¿Por qué correr si tenemos oportunidad de saborear estas piezas de forma pausada? Prepara tu paladar porque hoy merece la pena.

Un día más nos acompaña Johann Sebastian Bach (1685-1750), compositor alemán nacido el Eisenach. No sé si alguna vez te he hablado de los padres del maestro; hoy podría ser buen momento. Su padre era Johann Ambrosius Bach y su madre Maria Elisabeth Lämmerhirt. Ambos se conocían desde la juventud y se casaron el 8 de abril de 1668. Maria Elisabeth era hija de un peletero y cochero de Ehrfurt y ahí se casaron. Tres años más tarde se mudaron a la vecina Eisenach que es donde dio a luz a Bach. Johann Ambrosius era violinista en Ehrfurt y se da la circunstancia que tenía un hermano gemelo llamado Johann Christoph. Se mudó a Eisenach para cambiar de puesto de trabajo ya que allí fue empleado como trompetista y director de los músicos locales. En 1694 se casó con Barbara Margaretha tras la muerte de Maria Elisabeth. Esta y Johann Ambrosius murieron con menos de un año de diferencia y dejaron a Johann Sebastian y su hermano Johann Jacob (y a los demás, obviamente) huérfanos con pocos años de edad, por lo que tuvieron que mudarse a Ehrfurt para vivir con su hermano mayor también llamado Johann Christoph.

La obra que te traigo hoy es el preludio coral Schmücke dich, o liebe Seele, BWV 654, que puede traducirse como «Adórnate, oh querida alma». Se basa en un coral homónimo de Johannes Crüger que fue publicado en 1644. Bach utilizó esta melodía en el que puede calificarse como uno de sus corales para órgano más bello. Posiblemente fue compuesto mientras trabajaba en Weimar (1708-1717). Es muy ornamentado y el cantus firmus es presentado en la voz de soprano, con abundantes notas de adorno; las otras voces también están muy adornadas y el bajo evoluciona de forma austera. Tras tres notas largas, que dan la sensación de que todo irá de forma austera viene el resto de la melodía que nos sorprende desde ese tercer compás en el que empieza a desgranarse. Las otras voces van arropando el cantus firmus de una forma increíble a base de pequeños episodios entre las frases del coral. Una delicia que hay que escuchar muchas veces para apreciarla como se debe y que nos sabe a poco.

La partitura de la composición puedes conseguirla aquí.

La interpretación es de Ralph Gustafsson al órgano de la Iglesia de María Magdalena en Estocolmo.

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