Cantando al Señor

Cantate Domino, Monteverdi

¡Feliz viernes! Ya estamos en el último día de la semana laboral tradicionalmente entendida y para hoy te traigo música de la más alta calidad, que proviene de un compositor que solo sabía componer música de este tipo: llena de profundidad y de un arte pocas veces superable y superado. A pesar de que la historia de la música está llena de nombres, hay algunos que son como hitos dentro del camino, para no perdernos.

Claudio Monteverdi

Uno de ellos es Claudio Monteverdi (1567-1643), compositor italiano nacido en Cremona. A veces los cambios de épocas no son fáciles y es muy fácil anclarse a una de ellas y, por tanto, perder el carro de la obra. No le pasó a Monteverdi, a caballo entre el Renacimiento y el Barroco. Es más, puede decirse que fue el maestro que permitió que se pasase de uno a otro, y ese paso viene marcado por el camino que va de sus canzonettas y primeros madrigales a sus últimas óperas, todo un ejemplo de evolución musical. El musicólogo G. M. Artusi denigró la música de Monteverdi en un tratado de 1600 que versaba sobre la imperfección de la música moderna (la de aquella época). Veía sus poco ortodoxas técnicas contrapuntísticas poco aceptables y puso varios ejemplos de sus madrigales como modelo de la decadencia que traía la música moderna. El maestro no se quedó callado ya que, en su quinto libro de madrigales acuñó dos famosos términos que todavía hoy se usan: la «prima prattica» en la que se componía en el estilo de los polifonistas del renacimiento y la «seconda prattica», con obras en las que la música estaba el servicio del texto y, por tanto, con esas «imperfecciones» necesarias para expresar toda esa viveza de las palabras.

Vamos a escuchar su motete Cantate Domino. Se trata de una composición a seis voces que fue publicada en 1620. El texto empleado en la composición está tomado de los salmos 96 y 98. La obra debió ser querida por el maestro porque decidió incluirla en la colección de motetes a ocho voces que ese año publicó Giulio Cesare Bianchi. Se sabe que evitó usar, para la expresión «Cantate et exultate», una secuencia musical que ya había utilizado anteriormente en su libro de madrigales de 1590. En cualquier caso, podemos comprobar cómo Monteverdi usa magistralmente el medio polifónico, sobre todo a esa gran cantidad de voces. Una buena prueba de cuán maestro era este maestro entre los de su clase.

La partitura de la obra puedes descargarla aquí.

La interpretación es de The Cambridge Singers.

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