Danzas antiguas revisitadas



¡Feliz lunes! Damos comienzo hoy a la que será la última semana de agosto. Ni que decir tiene que te deseo que vaya bien y, sobre todo, la disfrutes de principio a fin. Te voy a presentar un compositor que, si mis cuentas no falla, nunca ha venido por aquí, La música que te presento es ligera, fresca, llena de encanto y que a mí por lo menos me recuerda a otra de un compositor italiano algo más renombrado. La antigüedad siempre ha ejercido un curioso influjo sobre los compositores nuevos.



Aunque el de hoy tampoco es muy reciente. Te presento a Peter Warlock (1894-1930), compositor británico nacido en Londres. Que procedía de una familia acomodada lo dejó claro desde su nacimiento, que ocurrió en el Hotel Savoy de la capital del Támesis. En 1908 descubrió la música de Delius y quedó impresionado. Poco a poco se vio cautivado por la música antigua, que publicaba en nuevas ediciones. Sus idas y venidas con la música, la crítica musical y la impresión no dejó de afectarle ya que cayó en la depresión hasta llegar a suicidarse con solo treintaiséis años. Su producción consiste principalmente en canciones, escritas en estilo moderno y con una melodía serena y encantadora. Era muy sensible a las críticas, que le afectaban profundamente cuando eran negativas. Sin embargo, era muy tenido en estima por su calidad. El compositor Constant Lambert dijo: «Sería una fácil cuestión para mí escribir los nombres de por lo menos treinta de las canciones de Warolock que son perfectas por su inspiración y creatividad. No es una exageración decir que esto lo lleva a ser considerado, junto con Dowland, Mussorgsky y Debussy, como uno de los más grandes compositores de canciones que la música ha conocido».

No te traigo ninguna canción sino su Suite Capriol, obra compuesta en 1926 y que se basa en composiciones que se incluyen en el tratado de danza de 1589 de Thoinot Arbeau. Esta suite me recuerda mucho a la música que compuso Ottorino Respighi con danzas renacentista. Es su obra más conocida y está dedicada al compositor bretón Paul Ladmirault. El tratamiento de la música original es libre, con lo que la suite resulta bastante original. Está dividida en seis movimientos contrastantes. El primero, «Basse Danse», es una viva danza y da paso a una «Pavane», lenta y reposada. El tercer movimiento es un «Tordion», de nuevo vivo y lleno de optimismo. Viene luego los «Bransles», que se basa en una obra popular de forma que la velocidad cada vez es mayor y el ritmo más intenso. El siguiente «Pieds» es el movimiento más popular y se llama así debido al tipo de danza que tienen que hacer los bailarines, deslizando suavemente los pies sobre el suelo. Es algo tranquilo antes de la explosión final con «Matachins», danza de las espadas en las que cuatro bailarines parecen luchar. Sus intensas disonancias ponen un brillante fin a la composición.

La partitura de la obra puedes descargarla aquí.

La interpretación es de la Orquesta de Cámara de Noruega dirigida por Henning Kraggerud.

Volver arriba