Extraido de "Trama divina, hilvanes humanos" (Ed. PPC) Antonio, electricista y contemplativo. Luz y silencio.

En mi estancia en Madrid, puede descubrir personas que me provocaron bastante interés y admiración. Una de ellas fue el joven Antonio, electricista de profesión, que cada Domingo nos acompañaba y dirigía en la contemplación y el silencio. Su forma de vivirlo y compartirlo me enriqueció, descubrí un hombre de Dios con fundamento y seducido. Su inquietud y búsqueda, producía paz en los que le rodeábamos.
| José Moreno Losada
DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO
El Dios de la Palabra y la escucha

Dios ha creado por amor y para el amor, por desbordamiento de su corazón y ternura. Su palabra es fecunda y entregada, dada a favor de otros como promesa y felicidad (Gn 1). Una vez dicha la palabra y creada, se pone a la escucha de la humanidad y sus necesidades, en medio de la naturaleza, como un servidor en silencio, dándonos todo el protagonismo
Lucas 10,38-42
Yendo ellos de camino, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano». Respondiendo, le dijo el Señor: «Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».
Electricista y contemplación
El domingo que estamos contemplando ahora se había traspapelado en el borrador del libro y no aparecía. Me avisan y me pongo a la tarea. Busco la lectura evangélica y recuerdo que, en uno de los últimos encuentros en la parroquia, hablaba con Antonio de su experiencia de vida y de encuentro con Cristo en el silencio contemplativo. Durante este curso nos hemos reunido los domingos, antes de la Eucaristía, para hacer un tiempo de silencio contemplativo y él era quien nos acompañaba. Profesionalmente es un joven electricista que tiene una pequeña empresa con varios trabajadores que le aporta muchas dificultades y agobios, por eso ahora está en proceso de cambio laboral, le han ofrecido un puesto en una empresa nacional que le atrae. Le mantiene vivo y esperanzado, en medio de toda la vorágine, su práctica de oración en el silencio y la contemplación. Su encuentro con Jesucristo ha sido fuerte y verdadero, es el centro de su vida. Siente que nadie le podrá quitar esa experiencia y ese encuentro.
Me comentaba que, aunque lo expulsaran de la Iglesia institucionalmente, nadie le podría arrebatar lo que era su descubrimiento de Cristo y su seguimiento. Me acordaba yo del texto paulino en el que confiesa que nada ni nadie le podrá ya separar del amor de Cristo. Al ver el evangelio que hoy contemplamos en la eucaristía siento que Dios ha querido que este sea el hecho de vida que le acompañe y le pido a él que me relate lo que le aporta este camino de silencio y escucha ante Dios y el Evangelio de Jesús. Me explica que “Marta y María” están las dos dentro de él y esta es su reflexión ante mi pregunta.
Una semana después, seguimos conversando, y me encanta su reflexión profunda acerca del texto. Me explica que ha contemplado los personajes, tanto a María como a Marta, y también a Jesús, pero al hacerlo lo que le seduce es la figura del observador que lo contempla todo y lo va acogiendo en su interior, descubriendo la riqueza y la arista de cada uno de ellos. Todo le vale y le enriquece: la explosividad y quehacer de Marta, tan necesario e importante en la construcción del reino y de la humanidad. La serenidad y actitud de escucha humilde y profunda de María que ha hecho opción por el maestro y el cuidado de su presencia en ese momento, hospedando sus palabras en su interior. La pedagogía de Jesús que las lleva al encuentro de lo esencial en la comunión con él, por la clave de un amor vivo y seductor, el que ejerce el Padre desde lo oculto y silenciado.
Antonio que lleva años viviendo desde el silencio y la contemplación orante de Cristo y su evangelio, quiere avanzar en la observación amorosa y delicada de lo divino y de lo humano. Me confiesa que ahora, con la nueva organización y horario, podrá dedicarse más a lo realmente importante y cómo le gustaría poder ayudar a otros a encontrar lo que él está encontrando y sintiendo en este camino de contemplación diaria. Yo me siento discípulo de él, en este quehacer.
Jesús, hombre de escucha, silencio y palabra.
Jesús, el hombre fiel al Padre y a la humanidad, se hace reflejo de ese Dios profundo, sencillo y silencioso, y nos muestra los caminos por los que se conquista la verdadera interioridad, dándole protagonismo al Padre de la vida y del amor. Los caminos por los que se encuentra el tesoro escondido, la perla preciosa, el ciento por uno, la alegría del cielo, la vida eterna… Contemplamos cómo Jesús se ha abierto al Padre y cómo nos invita a abrirnos hoy nosotros a su Espíritu para que nos podamos sentir amados y afortunados con Él, para que nosotros también podamos poseer el tesoro que nadie nos podrá quitar nunca. Descubramos como él vivió estos caminos. El camino de la intimidad y el fundamento en el corazón del Padre pasa por el silencio de su oración. Cristo, hombre orante, es nuestro referente invitándonos a orar con El.
Jesús se ha abierto a la voluntad del Padre y lo ha escuchado en el silencio profundo de su propio ser y, desde ahí, ha construido su identidad y su personalidad, se ha hecho auténtico en su interior. La oración para Cristo es un dejarse hacer por la voluntad celestial y para eso, entra en su interior, en medio del mundo, ante la vida y ante él mismo, para encontrarse con lo absoluto que es la verdad y la vida.
María, ha elegido la mejor parte porque se adentra en la dimensión orante de Jesús, en su palabra, que la hace más libre. Ella se abre al Espíritu y se va sintiendo invadida por los sentimientos de Cristo y la voluntad del Padre. La oración necesita de nuestro silencio: externo e interno. Sólo desde el silencio bien construido nos abriremos a la escucha ante Cristo y nos adentraremos en la vida, en la propia y en la de los demás, en la naturaleza y la historia, por el camino de su voluntad y sus sentimientos más profundos, desde las entrañas de lo verdaderamente humano y divino (Mt 26, 38-41). La fecundidad se impondrá a la efectividad sin más, lo profundo a lo superficial, el sosiego a la ansiedad y la rapidez.
Notas hilvanadas: Hazme un hueco a tu lado
Hazme un hueco a tu lado y envuélveme”
(Siloé- Levita y ven)