Lágrimas

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¡Feliz jueves! El maestro cuya música vamos a disfrutar hoy es uno de los principales del pasado siglo XX. Sus composiciones no tienen ese halo de música rompedora y vanguardista, sino que goza de un carácter melódico muy bello.

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Escuchemos música de Benjamin Britten (1913-1976), compositor inglés nacido en Lowestoft. Su nombre original era Edward Benjamin y fue nombrado barón Britten de Aldeburgh; este último lugar fue donde vivió y falleció. Se dice de él que era el compositor más importante de óperas inglesas desde Purcell (que trabajó en el siglo XVII). Con solo doce años ya empezó a componer, especialmente animado por su profesor Frank Bridge (de quien fue su único discípulo). Luego pasó por las clases de John Ireland y Arthur Benjamin en el Royal College of Music de Londres. En 1953 fue nombrado Caballero de Honor (es decir, que empezó a pertenecer a una de las órdenes británicas) y en 1965 se le concedió la Orden al Mérito. Unos años más tarde, 1976, se le nombró par vitalicio (también un título nobiliario), siendo el primer compositor en recibirlo.

Disfrutemos de su obra titulada Lachrymae, op. 48. Es una composición para viola y orquesta de cuerda (la obra original es para viola y piano). Podemos decir que la obra es una serie de variaciones sobre una canción de Dowland, aunque Britten dijo que eran unas reflexiones sobre una canción de John Dowland. Curiosamente, Britten sitúa la canción original al final de la obra, de suerte que resultan ser como una especia de variaciones al revés. De forma difusa, el tema se va despejando poco a poco hasta que termina aclarándose en el tema del compositor del renacimiento, desvelándose de una forma bella. Si la composición empieza con oscuridad, termina alcanzándonos un rayo de sol.

La interpretación es de Kim Kashkashian (viola) y New York Classical Players dirigidos por Dongmin Kim.

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