Música positiva - Dvorak



La música de este checo universal tiene un encanto especial que, a los que somos melómanos, nos realiza tanto. Dvorak nunca deja indiferente, como un inmenso maestro que es. Por eso, quiero traerlo hoy a este blog. El fragmento que te propongo escuchar es tan abiertamente optimista y alegre que te hará esbozar una sonrisa y ver el día algo distinto. ¡Seguro!

Vamos a hablar algo de la biografía de Antonin Dvorak (1841-1904), maestro bohemio nacido en Nelahozeves. Era de familia humilde y desde pequeñito se impregnó de la música popular de su país. Aprendió viola, piano y órgano y con dieciséis años marchó a Praga a estudiar música, donde pronto adquirió fama como compositor. En 1892 viajó a Estados Unidos para ser director del Conservatorio Nacional de Música en Nueva York. Allí también absorbió la música popular negra del país y la reflejó en muchas composiciones suyas de la época. Como curiosidad, te diré que Dvorak era un apasionado de los trenes. Se le veía a menudo en la estación de ferrocarril de Praga donde anotaba datos, hablaba con los trabajadores y observaba todo lo relacionado con ese medio de transporte.

Del maestro Dvorak te propongo escuchar el cuarto movimiento de su Sinfonía nº 8 en Sol Mayor, op. 88. Tiene la indicación de "Allegro ma non troppo". Comienza con una fanfarria para las trompetas (Kubelik decía que en Checoslovaquia las trompetas llamaban a la danza, no a la guerra). Tras ella se desarrolla una suerte de tema con variaciones, siendo ese anunciado por los chelos de una forma muy intensa, en ocho compases. El movimiento llega a un espectacular clímax y luego conduce a otro conjunto de variaciones capitaneadas, también, por los chelos. La obra llega a un momento intimista y reflexivo para explotar otra vez en el tono mayor, concluyendo la obra de forma brillantísima.

La partitura de este movimiento la puedes descargar aquí.

La interpretación es de la Orquesta Philharmonia dirigida por Rafael Kubelik.

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