Reina del cielo, alégrate

Regina coeli, Geoffroy

¡Feliz sábado! En la actualidad, la única antífona mariana que se conserva dentro de la liturgia es Regina coeli, que precisamente es la indicada para el tiempo pascual que termina mañana con la solemnidad de Pentecostés. Buscando qué música poner (a veces no me resulta fácil no repetirme) me he topado con esta de un maestro que debuta en este pequeño rincón y que yo no conocía hasta que descubrí esta composición. ¿Me acompañas?

Seurre

Nos visita Jean-Nicolas Geoffroy (¿1633?-1694), compositor francés del que no se conoce dónde nació. No sé si voy a poder rellenar muchas líneas porque se conoce muy poco de este hombre. Sí que fue discípulo de Nicolas Lebègue (nada menos) y que, dada su valía a los teclados (que seguramente le inculcó su maestro) fue nombrado organista de San Nicolás del Cardoner en París. Ahí estuvo hasta 1690, año en que se ocupó del mismo puesto en la catedral de Perpiñán, donde terminaría muriendo unos años más tarde. No es de extrañar que nos legase más de doscientas obras para su instrumento siendo el único que proporcionó además obras en las que se alternaba el canto llano con el coro (escribiéndolo él todo). Aunque su corpus instrumental es menos valioso que el de otros contemporáneos, sí constituye un valioso ejemplo de música de finales del XVII.

La calidad de la obra de Geoffroy a la hora de componer sabiamente para su instrumento favorito la podemos apreciar en la antífona Regina coeli laetare, en la que, cómo no, se alterna el coro (acompañado por el continuo) y el órgano. Toda la alegría pascual está recogida en esta composición llena también de la grandeur francesa. Creo que es el tipo de música que uno ama u odia y a veces sin medias tintas. A mí me encanta cómo el maestro sabe sacar todo el partido a las características del órgano francés. De hecho, esta música solo suena así en uno de ese país. En primer verso para órgano es en plein jeu, es decir, para el órgano pleno. El segundo en dúo con la corneta. El tercero para los registros de lengüeta. El cuarto y último es un solo para la mano derecha.

La interpretación es de Hervé Niquet, al órgano Tribout (1699) de la iglesia de San Martín de Seurre (Francia) y Le Concert Spirituel.

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