Salvador del mundo



Cristo es el salvador del mundo. Esta afirmación es la que gira en torno a la música de hoy y a su vez es el título de la misma. La obra es muy bella y también sencilla. Estos dos adjetivos los suelo usa mucho pero es que es marca de un compositor habilidoso el poder unir los dos aspectos ya que esto no está en manos de cualquiera.

Hoy te traigo la música de John Blow (1649-1708), maestro británico nacido en Newark-on-Trent. Estuvo a las órdenes de Henry Cooke como cantor de la Capilla Real. Christopher Gibbons le dio clases de órgano y su progreso fue tan rápido que en 1668 fue nombrado organista de la Abadía de Westminster, puesto que unos años más tarde dejó en favor de Henry Purcell; tras la muerte de este, fue readmitido y conservó el puesto hasta su muerte. En 1699 consiguió el importante puesto de la compositor de la Capilla Real británica. Las obras de John Blow son de una calidad especialmenete alta, tanto en sus óperas y obras profanas como en sus anthem y otras obras religiosas. Purcell decía que Blow era "uno de los más grandes maestros del mundo", con lo cual creo que está todo dicho. Por tanto, es un compositor cuya música sabe a poco y nunca se cansa uno de escucharla.

De este genio que fue John Blow te traigo su obra titulada Salvator mundi. Se trata de un "verse anthem" anglicano, es decir, un himno en el que se alterna el canto del coro completo junto con intervenciones solistas (o "verse"). Está compuesto para la Semana Santa y es una obra bastante conocida e interpretada de Blow. El maestro consigue amoldarse al sentido del texto, modulando a un si bemol lejando en la primera sección, lo que dota a la música de mayor espectacularidad. La obra incluye cromatismos, suspensiones y otros elementos armónicos que no hacen sino reforzar el sentido del texto. Una belleza increíble.

La partitura de esta obra la tienes aquí.

La interpretación que te ofrezco es la del Coro de la Catedral de Chichester dirigido por Sarah Baldock.

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