Y se pusieron a hablar



¡Feliz lunes! Comenzamos hoy la última semana se mayo y primera de junio. Puesto que el domingo que viene es Pentecostés, voy a traerte música religiosa. Intentaré localizar piezas relacionadas con esta solemnidad y creo que no me será difícil porque hay muchas y muy buenas. Por ejemplo, la de hoy. Solo puede calificarse de solemne, grandiosa y soberbia. Su compositor es un gran nombre del Renacimiento. ¿Te apetece?

Ese grande es Thomas Tallis (c. 1505-1585), maestro británico nacido en Kent. Su nombre está relacionado con la Capilla Real de la que era caballero. Su actividad floreció en medio de un espectacular tiempo de cambio litúrgico. Comenzó trabajando para el priorato de Dover que era católico y siguió con otras instituciones católicas hasta que Enrique VIII disolvió los monasterios en 1540. Tras ello entró en la Capilla Real, sirviendo para Enrique VIII, Eduardo VI, María Tudor e Isabel I. En 1585 el rey le concedió el monopolio de la impresión de música en Inglaterra junto con su discípulo, un tal William Byrd... Ese cambio litúrgico antes mencionado también implicó el uso del inglés en vez del latín, cosa que Tallis llevó a cabo. Todos estos vaivenes no le afectó ni un ápice a la fama y reputación de Tallis, que siempre permaneció como un maestro reverenciado y admirado por todos. Esa admiración lleva hasta nuestros días, cómo no, y como vamos a comprobar.

Disfrutemos hoy de su motete Loquebantur variis linguis, a 7 voces. El maestro escribió la obra siguiendo las estrictas normas litúrgicas ya que se basa en el canto llano del día de Pentecostés, que coloca en el tenor en notas largas y como material imitativo en otras voces. Como forma, elige exactamente lo que es: un responsorio. Destaca los jubilosos aleluyas finales, tras dos largos periodos en los que prevalece la imitación. Para completar este redondo motete Tallis se las arregla para incluir la doxología final (gloria al Padre...). Si a una obra tan estrictamente litúrgica se le une una polifonía de altura y de la mayor calidad creo que solo puede resultar de ello una obra perfecta. ¡Increíble su escucha!

La partitura de la obra puedes conseguirla aquí.

La interpretación es del conjunto Taverner Choir dirigido por Andrew Parrott.

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