La tierra tembló



¡Feliz miércoles! Tras la resurrección de Jesús, hecho que escapa a toda nuestra lógica y comprensión, la tierra tembló de estremecimiento. Eso es lo que la obra de hoy nos relata. Si ayer permanecíamos en los recientes días del siglo XX para disfrutar de la música de una compositora galesa hoy quisiera que te transportaras a épocas medievales para saborear esta música llena de fuerza. Y llena de esa capacidad que te he dicho: transportarte a épocas remotas pero apasionantes.

Me parece que no es la primera vez que escuchamos aquí Canto viejo romano. Se trata de un canto litúrgico que se desarrolló en Roma entre los siglos XI y XIII y que no fue redescubierto hasta finales dei siglo XIX. Su relación con el canto gregoriano no está aún resuelta y presenta varios inconvenientes. Las dos tradiciones era prácticamente idénticas y incluso hay quien ha visto el viejo romano como una variación del gregoriano; también hay quien piensa lo contrario. Parece ser que la versión actual es que ambos ritos evolucionaron en tradiciones locales distintas, en vez de provenir de fuentes que poco tienen en común. Se piensa que el canto viejo romano es la concretización del gregoriano a la ciudad de Roma y sus entornos y que este último se originó en el reino de los francos con la introducción de la liturgia romana en el reinado de Pipino el Breve y Carlomagno. El canto viejo romano adoptó los ocho modos eclesiásticos, por lo que también sugiere que este canto se creó en la cultura franca y poco a poco fue sustituido en Roma por el poderoso canto gregoriano.

De este antiguo repertorio te ofrezco el ofertorio Terra tremuit, para el día de Pascua. Llama la atención en esta grabación el uso del llamado «ison», que es una nota larga grave sostenida, algo habitual y de gran influencia bizantina. Esa nota sirve para las distintas variaciones modales del texto. En esa época era habitual la presencia en la capilla de un cantor llamado «parafonista», que se encargaba de adornar el canto. Este ejecuta una melodía que sigue las inflexiones del texto. Está presente en él la alegría pascual y nos habla de cómo los cristianos ya solo tienen que esperar el juicio final tras la resurrección de Cristo.

La interpretación es del Ensemble Organum dirigido por Marcel Pérès.

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