Ante la nube tóxica de Santiago Chile llama a cuidar de la Casa Común

(Jorge Concha, en Reflexión y Liberación).- Un derrumbe y luego un incendio en el vertedero Santa Marta oscureció anteayer el cielo de Santiago. Podría darse la paradoja de que la oscuridad nos ayuda a ver más claro. La nube más o menos tóxica -y toda una discusión al respecto- nos ha impactado a todos. Sin duda la calidad del aire ha sido dañada y sus efectos son resentidos especialmente por los niños, los adultos mayores, los enfermos crónicos y en general, todas las personas. Este hecho nos puede alertar sobre el frágil equilibrio de nuestro sistema ecológico, que redunda directamente en la calidad de nuestras vidas y en la salud pública a través del aire que respiramos y del agua que consumimos todos.

Junto con lamentar y solidarizar con quienes son los más directamente afectados, en Santiago y en otras ciudades, es igualmente ocasión para comprender mejor el llamado del Papa Francisco en su reciente encíclica "Laudato Si", un llamado que a veces parece como una voz en el desierto: el de cuidar nuestra "casa común" que, de tantos modos, grita para que la valoremos más. Esto a partir de un compromiso personal más lúcido por el cuidado y la promoción de la vida que ha sido puesta a nuestro cuidado por el Creador. Explica el Santo Padre: "Es un bien para la humanidad y para el mundo que los creyentes reconozcamos mejor los compromisos ecológicos que brotan de nuestras convicciones".

Lo que se nos vuelve en contra con el humo más o menos tóxico que respiramos es lo mismo que botamos, que desechamos como basura. Es una oportunidad para crecer más en conciencia, ser más responsables, y cuidar más nuestra integración ecológica, necesaria para una mejor calidad de vida.

Al mismo tiempo, es evidente un urgente llamado a la responsabilidad de las autoridades a velar con las herramientas que están en sus manos a cuidar, pensando en el presente y en el futuro -previsión-, el bien común básico elemental como es la calidad del aire, del suelo y del agua, con una exigente primacía del bien común ante criterios de conveniencia económica, que buscan el menor costo y la mayor utilidad.

La autoridad que regula, que cuida la salud pública, que educa, frente a los desafíos del presente, pero que también lo hace con criterio previsor.

+Monseñor Jorge Concha Cayuqueo

Obispo Auxiliar de Santiago


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