Hassan Kukah: "El yihadismo violento ha causado más muertes entre los musulmanes que entre los cristianos" Obispo de Sokoto, Nigeria: "Musulmanes y cristianos, juntos, podemos derrotar la violencia yihadista"
Sokoto, capital del estado homónimo, es una zona de mayoría musulmana donde la convivencia con la minoría cristiana se ve amenazada por la violencia de grupos yihadistas
Matthew Hassan Kukah, el obispo, afirma que los cristianos no tienen un problema de persecución en el estado, pero sí registran algunas limitaciones en su libertad, y ofrece elementos de reflexión que permiten ir más allá de la narrativa del 'choque entre religiones'
"El desconocimiento de la historia de nuestro país hace que muchos musulmanes asocien el cristianismo con el colonialismo. Los misioneros no vinieron a conquistar, sino a ayudar a las poblaciones locales, mientras que los colonialistas vinieron con la intención de extraer recursos de nuestro territorio"
Kukah se muestra esperanzado con el nuevo presidente, Bola Tinubu, un musulmán casado con una pastora de una iglesia pentecostal, que parece mucho más decidido a defender la democracia y los derechos humanos de todos los nigerianos: "Confío en que en Nigeria podamos recuperar la convivencia entre todos los pueblos del país"
"El desconocimiento de la historia de nuestro país hace que muchos musulmanes asocien el cristianismo con el colonialismo. Los misioneros no vinieron a conquistar, sino a ayudar a las poblaciones locales, mientras que los colonialistas vinieron con la intención de extraer recursos de nuestro territorio"
Kukah se muestra esperanzado con el nuevo presidente, Bola Tinubu, un musulmán casado con una pastora de una iglesia pentecostal, que parece mucho más decidido a defender la democracia y los derechos humanos de todos los nigerianos: "Confío en que en Nigeria podamos recuperar la convivencia entre todos los pueblos del país"
(Agencia Fides) – «En Sokoto no tenemos un problema de persecución, pero sí registramos algunas limitaciones en nuestra libertad», afirma monseñor Matthew Hassan Kukah, obispo de Sokoto, en el norte de Nigeria, en una entrevista concedida a la Agencia Fides.
Sokoto, capital del estado homónimo, es una zona de mayoría musulmana donde la convivencia con la minoría cristiana se ve amenazada por la violencia de grupos yihadistas. A pesar de ello, monseñor Kukah ofrece elementos de reflexión que permiten ir más allá de la narrativa del “choque entre religiones”.
-Obispo Matthew Hassan Kukah, ¿cuál es la situación en su diócesis?
-En Sokoto no tenemos problemas graves de persecución. Al vivir en un entorno predominantemente musulmán, tenemos más bien problemas de limitaciones de libertad. Sin embargo, estas no afectan la libertad de culto. Por ejemplo, no tenemos problemas para hacer la procesión con el Santísimo Sacramento por las calles de Sokoto. Las únicas áreas en las que hay limitaciones son la enseñanza de la religión católica en las escuelas públicas y las autorizaciones para la construcción de nuevos lugares de culto. Son impedimentos que se encuentran sobre todo a nivel burocrático. Mi posición es que podemos resolver estas cuestiones con el diálogo y la negociación
Por lo tanto, en general, podemos decir que no tenemos problemas graves. Tenemos relaciones de amistad con los musulmanes. Yo mismo tengo buenos amigos de religión islámica. Trabajamos bien con el gobernador del estado, que es musulmán.
-¿Cuáles son, en su opinión, las raíces profundas de la violencia yihadista en el norte de Nigeria?
-En mi opinión, hay dos. Antes del nacimiento de la Nigeria moderna en el siglo XIX, en lo que ahora es el norte de Nigeria existía un califato musulmán que se extendía por gran parte de los actuales Mali, Chad, Níger y Burkina Faso. El colonialismo británico destruyó este imperio islámico, dejando un resentimiento que aún persiste entre las poblaciones islámicas locales. Junto con los británicos llegó la fe cristiana. Ahora, el desconocimiento de la historia de nuestro país hace que muchos musulmanes asocien el cristianismo con el colonialismo. Los misioneros no vinieron a conquistar, sino a ayudar a las poblaciones locales, mientras que los colonialistas vinieron con la intención de extraer recursos de nuestro territorio.
El segundo factor, relacionado con el primero, es la determinación de los musulmanes del norte de Nigeria de recibir una educación de tipo occidental, una actitud alentada por el Gobierno federal, que desde los años sesenta del siglo pasado ha insistido en adoptar políticas para garantizar que todos los niños nigerianos reciban una educación. Sin embargo, a pesar de ello, actualmente hay entre 20 y 25 millones de niños y jóvenes en Nigeria que no tienen acceso a la escuela. El 90 % de ellos se encuentra en el norte de Nigeria, donde muchas familias pobres temen que si sus hijos van a la escuela acaben convirtiéndose al cristianismo. Esto ocurre mientras que los hijos de las élites musulmanas del norte reciben una educación excelente, pero estas mismas élites no tienen en cuenta el problema general de ofrecer una formación adecuada a toda la población de la zona.
Por lo tanto, el problema ha surgido aquí, donde se ha inculcado a la gente muchas mentiras sobre la fe cristiana. Esto hace que, cuando se producen acontecimientos que agitan a la población musulmana, algunos sectores de la misma descarguen su ira y frustración contra la minoría cristiana, por ejemplo, quemando una iglesia.
Esta situación ha sido aprovechada por Boko Haram (que significa «la educación occidental está prohibida») para reclutar combatientes entre la población del norte. Pero quiero subrayar que la violencia de los yihadistas ha causado más muertes entre los musulmanes que entre los cristianos. Así lo dicen las estadísticas.
-En Estados Unidos hay quienes quieren introducir sanciones contra el Gobierno nigeriano por la supuesta persecución a cristianos. ¿Qué opina al respecto?
Lo que puedo decir es que están adoptando una narrativa según la cual los cristianos son perseguidos. No podemos negarlo, pero hay que subrayar que la peor situación se produjo entre 2014 y 2023, durante la presidencia de Muhammadu Buhari, que no respetó el equilibrio tradicional entre musulmanes y cristianos en los altos cargos del Estado y, sobre todo, puso al frente de los distintos aparatos de seguridad a altos oficiales musulmanes. Esto hizo que los yihadistas tuvieran la sensación de que el islam era la religión predominante en el país. Así, se sintieron impulsados a intensificar su lucha violenta.
Desde 2023 se ha producido un cambio notable con el nuevo presidente, Bola Tinubu, un musulmán casado con una pastora de una iglesia pentecostal, que parece mucho más decidido a defender la democracia y los derechos humanos de todos los nigerianos. Confío en que en Nigeria podamos recuperar la convivencia entre todos los pueblos del país.