El arzobispo de Maracaibo denuncia en Comillas la "oscura panorama de Venezuela" Ubaldo Santana: "No hay derecho a que nuestra gente tenga que sufrir tanto"
(Jesús Bastante).- "No hay derecho a que nuestra gente tenga que sufrir tanto. Sin recursos para vivir, ni trabajo productivo, ni pagado, en una inseguridad total, viviendo en medio de grandes precariedades". Y el arzobispo de Maracaibo, Ubaldo Santana, tuvo que parar a beber un largo trago de agua. El silencio, de funeral, se hizo eterno. Con la voz quebrada, el prelado relató las dificultades para la paz en Venezuela, con un diálogo en punto muerto, mucha violencia y una pobreza inenarrable.
"Lo que pedimos es que esto le duela en el alma a los que nos gobiernan", clamó el obispo, durante su charla sobre "la Iglesia frente a la crisis venezolana". Éste fue el tema del encuentro convocado por entreParéntesis y la Cátedra de América Latina de la Universidad Pontificia Comillas, y que giró en torno a la actualidad del diálogo en Venezuela, con la ruptura del diálogo de la Mesa de la Unidad, y la retirada del enviado papal, Claudio María Celli.
Antes, monseñor Santana trazó el "oscuro panorama de Venezuela" tal y como lo abordaron recientemente los obispos del país en una dura nota, en la que denunciaban cómo "la obstrucción del revocatorio contra el presidente Maduro, que era la mejor salida, porque se devolvía al pueblo el poder, provocó frustración y rechazo en la ciudadanía. Muchos pensaron que se cerraba definitivamente una puerta para lograr la convivencia".
"Temíamos que el Gobierno implantara un régimen totalitario", confesó, lamentando que "el servicio que el Papa ha querido prestar a Venezuela no haya sido bien interpretado". "A pesar del fracaso, vale la pena seguir avanzando en buscar establecer un diálogo, con condiciones", apuntó Santana, recordando los cuatro puntos que el cardenal Parolin señaló en una de las cartas dirigidas a la Mesa del Diálogo, y en la que indica cuatro acuerdos básicos: aliviar la grave crisis de abastecimiento de comida y medicinas; concordar el calendario electoral que permita a los venezolanos decidir su futuro; tomar las medidas necesarias para restituir a la Asamblea nacional su rol; acelerar el proceso de liberación de los detenidos.
Tras ello, el arzobispo subrayó la necesidad de "construir una sociedad libre y fraterna", y destacó que "la solución a esta crisis no compete a las élites, sino al conjunto del pueblo".
"Ante la desesperanza reinante, y el éxodo de venezolanos por todo el mundo, exhortamos a todas las formaciones políticas, religiosas, educativas y sociales, lograr puntos de encuentro que favorezcan un proyecto común de país", clamó el arzobispo de Maracaibo, quien apostó por "una salida lo más consensuada posible, y lo más pacífica posible, que genere esperanza".

Una esperanza que no es fácil sentir. "Como Iglesia, hemos tratado de vivir los dolores y sufrimientos del pueblo", invocando que "sólo hay salvación desde dentro, y desde abajo". "Debemos ayudarnos a levantarnos juntos de la postración, hacernos cada día más hermanos" en mitad de una situación que "genera sentimientos encontrados de resentimiento, venganza y odio".
"Necesitamos sembrar mucha capacidad de generar fraternidad", apuntó, y afirmó solemnemente que "creemos que el pueblo tiene derecho a elegir a sus gobernantes, y a destituirlos, si le conviene. Y si es necesario tenemos que presionar para obtener los retos planteados, para generar un cambio sin violencia y sin mayor cantidad de muertos".
"Como decía monseñor Celli, si no aprendemos a dialogar, la puerta que queda es el derramamiento de sangre", insistió Santana, reconociendo que "los obstáculos son muchos", comenzando por la falta de confianza entre las partes. "No hay confianza entre la oposición de que el Gobierno vaya a respetar los acuerdos. Sin confianza es imposible avanzar en el diálogo, y eso todavía no se ha logrado", admitió.
"Tenemos que abandonar la actitud de que todo se compra y todo se paga. Pensar que la miseria tiene precio, y caemos en la explotación del pobre hacia el pobre", resaltó el arzobispo de Maracaibo, quien añadió que "los partidos tienen que postergar sus intereses, su afán de querer protagonizar el presente y el futuro de Venezuela en cargos importantes, y tienen que aprender a mirar un poco más juntos a lo que está afectando al pueblo".
Para ello, pidió "abandonar esquemas ideológicos" y "cultivar la conciencia de lo que significa el sufrimiento del otro", porque "estamos ante una grave emergencia. El barco se está hundiendo, y todos tenemos que salvarnos, y salvar el barco también".
