La opción de SAFA y su mapa andaluz

Las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia, en su momento fundacional y en los años sucesivos, han sido un factor decisivo en la escolarización de la población rural de Andalucía. Las Escuelas SAFA optaron decididamente, desde sus comienzos, gracias a la intuición evangélica y al celo apostólico de su fundador, el P. Rafael Villoslada Peula, s.j., por las clases y las personas más necesitadas de la región, a las que la educación hubiera tardado aún más en llegar en condiciones accesibles para ellas.



http://www.safa.edu/centros.asp

Las Escuelas SAFA hicieron una opción por los más pobres, haciendo llegar a ellos gratuitamente la educación. SAFA se convirtió así realmente en un medio eficaz de promoción de las clases necesitadas de Andalucía y de una cierta superación de los desniveles con respecto a otras clases sociales.

Desde sus comienzos, el funcionamiento de la Institución y de sus centros es obra de una amplia colaboración entre la Compañía de Jesús, por medio de un reducido número de jesuitas, y otras muchas personas que no lo son, pero que participan del proyecto institucional de SAFA.

Es este un aspecto sumamente valioso de SAFA, que sirve en algún modo de modelo a otras instituciones, particularmente en el momento presente en el que todos nos damos cuenta de que, para ser eficaces en el contexto educativo y aún para mantenernos competentemente en él, es necesario sumar fuerzas y competencias y aunar voluntades.

1.- La Fundación «Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia» (SAFA), fiel a sus fines fundacionales, desea promocionar a los hombres y mujeres andaluces, en especial de los sectores más desfavorecidos, con una formación en profundidad, que abarque a toda la persona y la prepare para el servicio a la comunidad. Sus Centros no pretenden sólo una instrucción o capacitación técnica, sino que aspiran también a contribuir, en unión con la familia, al desarrollo integral de la personalidad de su alumnado y a capacitarlo para una inserción activa en la sociedad.

2.- La Institución considera la formación como un proceso dinámico y progresivo de desarrollo personal, que comienza en la familia, prosigue en la escuela y tiene su maduración en la vida adulta; buscando en sus diferentes etapas la realización de una vocación personal.


3.- El alumnado SAFA pertenece a una generación, a un ambiente social y a unas circunstancias históricas. SAFA debe conocer y respetar los valores de la juventud actual, potenciándolos y encauzándolos. Considera las responsabilidades educativas especiales que nacen del origen social de sus alumnos y de su inserción posterior en el mundo laboral. Tiene también en cuenta la realidad cambiante de un mundo en evolución y la necesidad de una formación específica para el cambio.


Origen de SAFA

La guerra civil española terminó oficialmente el día 1 de abril de 1939. Tuvo, como todos sabemos, consecuencias desastrosas, físicas y morales, para todo el país; pero como afirman los economistas, sus efectos se hicieron sentir, muy especialmente, en Andalucía Oriental. El historiador M. Capelo escribía: “Más del 40 % de la necesidad urgente de Escuelas en España se hallaban localizadas en la región andaluza... La provincia andaluza con mayor cantidad de analfabetos, y también la primera en España, es la de Jaén, con un promedio que supera el doble de la cifra media nacional”. Interesa, para conocer el origen de SAFA, detenernos a fondo en las familias pobres andaluzas: en muchas había desaparecido el padre (a veces también la madre), muertos en el frente, fusilados o presos; los hijos menores tenían que ser protegidos por vecinos solidarios, para alimentarse, abrigarse o dormir bajo tejado. La falta o escasez de Escuelas, especialmente públicas, les hacían permanecer en la calle durante el día y ser de la delincuencia.

Estas circunstancias fueron analizadas por un joven jesuita, Rafael Villoslada Peula, que pensó en crear una institución que satisficiera las necesidades de las gentes de esta tierra, y con ayuda de algunos compañeros organiza una nueva Obra que se concebiría con pocos jesuitas, dirigida por un grupo de seglares, competentes y compenetrados con el espíritu de la Institución. Habría que estudiar una fórmula jurídica de Asociación o Fundación, separada de la Compañía de Jesús, aunque ésta, mientras pudiese, conservaría la dirección y organización de toda la labor educativa. Los bienes que había recibido o recibiera la Compañía de Jesús, pasarían a ser el fundamento patrimonial de la Fundación, a la que serían transferidos.

La carta fundacional define a SAFA como Institución cuya labor docente, siempre gratuita, tiene por objeto promover, en las clases modestas y humildes de los pueblos y campos andaluces, la educación cristiana y social, al igual que la promoción humana y social de sus beneficiarios... incidiendo de un modo especial en la enseñanza profesional. Hoy en día podemos afirmar que sigue cumpliéndose la labor que estipula esta carta fundacional, gracias al funcionamiento concertado que esta Institución tiene con la Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Andalucía.



En el año 1944

El jesuita Rafael Villoslada Peula funda en Villanueva del Arzobispo (Jaén) un Seminario de Maestros con el fin de preparar a los profesores que habrían de impartir clases en las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia, fundación benéfico- docente bajo la tutela de la Compañía de Jesús, creada por él mismo al finalizar la Guerra Civil (7 de enero de 1940) con la finalidad de acercar la enseñanza y la educación a las clases más desprotegidas de la Andalucía rural y suburbana y a los huérfanos de la guerra de otros lugares de España.

SAFA hoy

Se puede hoy definir SAFA como una amplia Obra educativa, de 27 Centros que atiende a unos 20.000 alumnos y alumnas, extendida por toda la región andaluza, que educa y promociona, principalmente a la juventud mas necesitada (875 alumnos con necesidades educativas especiales). Pero así hay muchas Escuelas y todos los que la conocen no se contentarán con estos simples rasgos. Porque lo peculiar de esta Obra es haber nacido sin modelos previos y ser a la vez compleja y atractiva, por sus contrastes y por su ambiente: Es cristiana, con fuertes conexiones con los jesuitas, pero sin pertenecer a ninguna Diócesis, Instituto o Congregación religiosa. Pretende formar, como quería el P. Arrupe, “hombres y mujeres para los demás”, pero, a la vez, no exige para ingresar en ella, ningún condicionamiento previo, ni un ambiente familiar reconocido. En ella pueden convivir jóvenes de culturas y religiones distintas, de ideologías o tradiciones familiares opuestas. Eso sí, sus alumnos suelen ser de clase social modesta, y de esa nueva clase media que ha surgido recientemente desde orígenes familiares obreros.

Los estudios que se imparten en sus Centros abarcan todos los niveles educativos de la Ley de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE), una Escuela Universitaria para la Formación del Profesorado, y aunque se subraya la Formación Profesional y se forman muchos alumnos específicamente para la profesión, otros continúan abiertamente en una preparación para la Universidad, a través del Bachillerato.

Esta Institución ha conservado siempre un afán renovador y una pedagogía avanzada, desde sus tiempos fundacionales hasta nuestros días. Por otra parte, es tradicional en ella la formación permanente de todo el profesorado, que comenzó en los Ejercicios Espirituales y Asambleas Pedagógicas con el P. Villoslada y ha seguido con serios y constantes Cursillos y Escuelas de Verano, donde se imparten las nuevas técnicas y adaptaciones pedagógicas.

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