11 de diciembre, II Jueves de Adviento
Texto profético
“Porque yo, el Señor, tu Dios, te tomo por tu diestra y te digo: «No temas, yo mismo te auxilio». No temas, gusanillo de Jacob, oruga de Israel, yo mismo te auxilio —oráculo del Señor—, tu libertador es el Santo de Israel. Mira, te convierto en trillo nuevo, aguzado, de doble filo: trillarás los montes hasta molerlos; reducirás a paja las colinas; los aventarás y el viento se los llevará, | el vendaval los dispersará. Pero tú te alegrarás en el Señor, te gloriarás en el Santo de Israel” (Isa 41, 13-16).
Texto evangélico
“En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora el reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan” (Mt 11, 11-12).
Comentario
Juan Bautista es uno de los personajes centrales del Adviento, pues es quien precede al Señor y lo señala a sus discípulos, Andrés y Juan, cuando indica al Cordero de Dios. Sin embargo, el Bautista llega a experimentar la duda sobre si Jesús es verdaderamente el Mesías, debido al modo diferente en que Él predica.
La predicación del Bautista tiene un tono algo apocalíptico y está profundamente vinculada al lenguaje profético: “Mira, te convierto en trillo nuevo, aguzado, de doble filo: trillarás los montes hasta molerlos”.
Si Jesús habla de su Precursor como “el mejor nacido de mujer”, Juan Bautista, encarcelado por Herodes, puede reconocer en sí mismo la profecía de Isaías: “No temas, yo te auxilio”. Seguramente Jesús, además de alabar al Bautista, lo fortalece y le envía las señales necesarias para que no dude.
Propuesta
“El más pequeño en el reino de los cielos es más grande”.