"Me duermo con su rosario en la mano todas estas noches mientras recuerdo su voz. "¡Que boludo!!" y sonrío" Francisco y yo

Toño Casado, con el Papa Francisco
Toño Casado, con el Papa Francisco

Con mi ilusión de cura artista le regalé todas mis obras que había hecho hasta entonces, especialmente 33. "Tenés que traducirlo y llevarlo por toda Europa". Confío en poder cumplir su mandato algún día, cuando Dios quiera

Hoy como si fuese un almonteño, estuve subido por la noche en la reja de la parroquia poniendo una bandera de España y otra del Vaticano y la imagen de nuestro Papa con la palabra "gracias". Cuánto le pienso y le rezo y le lloro...

Cuando hablabas con él, te miraba con una atención pasmosa. Solo existías tú. Ni mármoles, ni Vaticano, ni mundo. El Papa Francisco te miraba con una mirada inteligente y pícara, siempre con el Evangelio y la broma en la mano. Y te respondía, no con sermones preparados ni palabras vacías, sino iluminando tu vida con la sencillez de Jesús y su Evangelio acabando con un chistecito argentino.

Especial Papa Francisco y Cónclave

La primera vez estuve sentado a su lado durante hora y media, rodeado de chiquillos con historias difíciles y tomando mate. Y yo con mi ilusión de cura artista le regalé todas mis obras que había hecho hasta entonces, especialmente 33. "Tenés que traducirlo y llevarlo por toda Europa". Confío en poder cumplir su mandato algún día, cuando Dios quiera. Incluso bendijo a mi hermano y a su novia que se declaró allí mismo de manera improvisada y les bendijo los anillos. Les ha ido muy bien con sus niños preciosos y su vida feliz.  La segunda vez acompañaba yo a Nacho Cano, que quería regalarle su impresionante canción sobre el bautismo. Cuando le saludé me dijo "¡Oh, el famoso Toño!. Me encanta todo lo que haces. ¡Adelante!". También me mandó un video sobre Viacrucis, animándome y felicitándome. ¡Qué puedo decir...!

Toño y Juan Carlos Molina, con el Papa
Toño y Juan Carlos Molina, con el Papa

Y la última vez que le vi, estábamos en el recibidor de Santa Marta. Entró con su andador y ahí nos saludó a los tres que estábamos con cara  de tontos; bueno, Leto y yo... Juan era su amigo de cabecera. . Le conté mis proyectos de Viacrucis y Sueños, mi musical sobre Don Bosco. Viendo el poster me dijo "No me sacaron a mí"... Mi gran amiga Leto lo abrazó y lo besó con todo el cariño de una abuela. Y yo le llevé un libro de 5 kilos de peso que me habían dado las carmelitas de Alba de Tormes y llevaba arrastrando por toda Roma. "Padre, pesa más que el sepulcro de Santa Teresa", le dije, " Y lo he dejado en la consigna". Pues nos hizo ir a buscarlo, no sé si por hacernos una gracia o mandarnos una penitencia. A la salida me di cuenta de que había olvidado en la silla el rosario que me regaló y cuando le llamó mi amigo y se lo dijo Francisco exclamó "¡Qué boludo!". Así soy yo, padre, un desastrillo que se olvida de las cosas...

Hoy como si fuese un almonteño, estuve subido por la noche en la reja de la parroquia poniendo una bandera de España y otra del Vaticano y la imagen de nuestro Papa con la palabra "gracias". Cuánto le pienso y le rezo y le lloro... Aquí en el Pilar daremos gracias a Dios en todas las misas del domingo por este viajero que vino de lejos y nos recordó la ternura y la chispa de Dios.

Parroquia del Pilar
Parroquia del Pilar

Francisco no hablaba en cura rancio. Hablaba claro y todo el mundo le entendía, aunque se inventase palabras. Sus gestos de humanidad le convirtieron en un pozo de anécdotas sin fin. ¡Cuánta gente se ha sentido tocada y bendecida por su amor, muchos alejados de la Iglesia... ! Muchos pobres, pecadores, descartados. Y yo, simplemente Toño, también. Un boludo y simple curartista de parroquia, realmente agradecido.

Es muy de noche y ando escribiendo estas palabras tras un día precioso pero muy agotador en mi Iglesia del Pilar. He visto en Insta las riadas de gente en el velatorio, los comentaristas y el señor que cerró la caja con los clavos. Y la monja pequeñita con la transexual que hacía empanadas increíbles. ¡Cuánto amor has dado, cuánta dignidad has devuelto, cuánta esperanza has plantado!  Yo me siento tan triste como orgulloso. Orgulloso de mis papas: Juan Pablo II, un gigante del este, actor en su juventud, un coloso del Evangelio. Ratzinger, sorprendente, tímido y exquisito intelectualmente, un pianista alemán, que se atrevió a renunciar. y Francisco, que nos ha dejado sin palabras. Dios sigue cuidando del mundo, sigue cuidando de la Iglesia Católica. Esta inmensa familia de héroes y pecadores. Que, para no importar nada y estar de capa caída, llevamos una semana 24 horas de tele... 

Mañana lo entierran y yo estoy tan lejos... Pero un día volveré hasta su tumba blanca y sencilla. y Volveré con su amigo Padre Molina, que se querían y se insultaban como buenos amigos argentinos. Él nos presentó. y le estoy infinitamente agradecido por el mejor regalo que he tenido en la vida

Mañana lo entierran y yo estoy tan lejos... Pero un día volveré hasta su tumba blanca y sencilla. y Volveré con su amigo Padre Molina, que se querían y se insultaban como buenos amigos argentinos. Él nos presentó. y le estoy infinitamente agradecido por el mejor regalo que he tenido en la vida.

Vendrá otro Papa. Será maravilloso, no tengo la menor duda. Será especial y Dios no seguirá animando con el Pedro de turno. Pero Francisco siempre estará en nuestro corazón. Con su sonrisa, su espontaneidad, su humanidad, su pobreza y amor a los pobres y a la justicia.

Con el corazón tembloroso me duermo con su rosario en la mano todas estas noches mientras recuerdo su voz. "¡Que boludo!!" y sonrío.

Sonrío.

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