Nuestro viñetista se despide y nos deja un capital de arte y humor José Luis Cortés: "¡Qué bueno que me voy!"

(José Luis Cortés).- Empecé a publicar dibujos en 1976: muchos de ustedes todavía no habían nacido. Así que creo que ya me merezco el retiro. Ya no voy a dibujar más. Y no porque no sigan ocurriendo cosas importantes en mi vida (al revés, estoy viviendo cosas muy interesantes), sino porque lo que ahora experimento es cada vez más difícil de expresar, más complejo, muy íntimo. Algo de ello he intentado reflejar en este año de "Universículos".

Gracias por tanto cariño durante estos años. Y a todos los críticos les supongo buena voluntad (si no, ¡qué mal para ellos!).

Feliz año nuevo. Yo, mientras siga viviendo, seré un hombre feliz.

José Luis, hermano Cortés


Nota de la redacción

Cuelga su rotring. José Luis Cortés, el Hermano Cortés deja de pintar y de hacer viñetas. Cierra otra etapa en su vida. En plena cumbre artística se retira. Como él mismo dice, para ser feliz. Pero no se va del todo, porque su obra, sus magníficas viñetas se quedan con nosotros.

Han sido cinco años apretados (desde ya aquel lejano 2010) de sueños y alegrías compartidas. En dos etapas, bien distintas. La primera, con sus viñetas de siempre, auténticas catequesis, que culminó con su libro sobre el Ciclo C. La segunda, con sus Universículos, buscando el "catolicismo universal" de los "cristianos encarnados"

Viñetas como editoriales, viñetas-bocanadas de aire fresco evangélico y, por ende, bofetadas diarias en la cara de los buscadores de herejes y demás inquisidores del universo neocón patrio. Son pocos, pero muerden y, últimamente, están rabiosos. Les dan en la cresta a diario desde lo alto, desde lo más alto.

De su dos etapas nos sentimos orgullosos. Con su presencia en RD, nuestro portal ha dado un salto de calidad, especialmente en ese ámbito de la viñeta o de la imagen, tan descuidado en el universo católico y que nosotros queremos cuidar.

Cortés es el mejor dibujante religioso, sin duda alguna. Y la Iglesia le debería poner en un altar. Sus viñetas han alimentado y siguen alimentando la fe de los sencillos y de los ilustrados. Es lo que tiene ser un genio y un profeta y un hombre libre, que no se debe a nada ni a nadie más que a su conciencia.

Nos honraste con tu obra, con tu amistad y con tus sabios consejos. Siempre gratis et amore, lo cual dice tanto de tu corazón generoso y entregado a las causas nobles. Nos acompañaste con tu buen humor, tus salidas ingeniosas, tu sabiduría decantada de buscador de la trascendencia.

Y seguirás con nosotros. Eres un gran activo para RD. Eres nuestro capital. Y aquí seguirás teniendo abierta tu ventana. Para que los que quieran puedan entrar y echar una risas, esbozar una sonrisa y plantearse las preguntas de un rebelde con causa, de un buscador de las esencias.

Hasta pronto, Hermano Cortés. Y gracias, en nombre de millones de lectores de RD.

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