"Cáritas estaba, está y seguirá estando allí donde se necesite, para acompañar y apoyar" Valencia: Cáritas y la Dana, una relación intrínseca y necesaria

Recordaba Benavent, en rueda de prensa después del fallecimiento del Papa: “Hace apenas unos meses, el Papa recibió en audiencia a los seminaristas de la diócesis. El Santo Padre dirigió un mensaje en el que decía que el sacerdote tiene que saber embarrarse con el sufrimiento de las personas, en una clara alusión a lo que aquí habíamos vivido”. Y vaya que se embarraron todos los curas de las parroquias…
Por eso, como se suele decir, las buenas noticias no son noticia para los medios de comunicación, sin embargo la permanencia de las Cáritas en su tarea con los afectados de la Dana ha sido y sigue siendo importante. Y no es sólo noticia, sino una realidad. Cáritas ha atendido a más de 5900 familias y 15000 personas a través de las 32 Cáritas parroquiales activas en las zonas afectadas.
Según me informan, el Plan de emergencia especifico ha movilizado 9 millones de euros y continúa en marcha. Una cantidad que nos muestra la solidaridad de la Iglesia Valenciana, además de los medios humanos y voluntarios. Gran parte de este monto se ha utilizado para ayudas directas a familias y personas afectadas, mientras que alrededor de 100 mil euros fueron destinados a ayudas para centros educativos y el tejido asociativo.
«Cáritas estaba, está y seguirá estando, allí donde se necesite, para acompañar, apoyar y ser parte de la reconstrucción tanto de las zonas afectadas como de la cotidianeidad de las personas que las habitan», ha añadido Aranda. El corazón de Cáritas no olvida…está latiendo permanentemente en los necesitados, en los márgenes y en las periferias.
Según me informan, el Plan de emergencia especifico ha movilizado 9 millones de euros y continúa en marcha. Una cantidad que nos muestra la solidaridad de la Iglesia Valenciana, además de los medios humanos y voluntarios. Gran parte de este monto se ha utilizado para ayudas directas a familias y personas afectadas, mientras que alrededor de 100 mil euros fueron destinados a ayudas para centros educativos y el tejido asociativo.
«Cáritas estaba, está y seguirá estando, allí donde se necesite, para acompañar, apoyar y ser parte de la reconstrucción tanto de las zonas afectadas como de la cotidianeidad de las personas que las habitan», ha añadido Aranda. El corazón de Cáritas no olvida…está latiendo permanentemente en los necesitados, en los márgenes y en las periferias.
| José Luis Ferrando Lada
Sin duda una de las joyas de la corona para Enrique Benavent, arzobispo de Valencia, es Cáritas en su conjunto (Diocesana y parroquiales), ya que así lo ha demostrado en sus actuaciones ante la Dana. Animada por el Prelado, desde el primer momento ante la magnitud de la tragedia. Esa misma tarde fatídica el Arzobispo estuvo al pie del cañón e informado de los acontecimientos, siendo muy consciente de lo que estaba sucediendo, y a primeras horas de la mañana del día siguiente se desplazaba, no sin dificultades y con botas de agua, a Aldaya, una de las ciudades afectadas.
Desde esa filosofía de preocupación y cuidado ha actuado Cáritas. Recordaba Benavent, en rueda de prensa después del fallecimiento del Papa: “Hace apenas unos meses, el Papa recibió en audiencia a los seminaristas de la diócesis. El Santo Padre dirigió un mensaje en el que decía que el sacerdote tiene que saber embarrarse con el sufrimiento de las personas, en una clara alusión a lo que aquí habíamos vivido”. Y vaya que se embarraron todos los curas de las parroquias…Y me consta fehacientemente como pasaron esa tarde noche.

No me resisto a presentar el testimonio del Párroco de Picanya, Joaquín Civera: “Yo acababa de salir del despacho (a las 18:45) para ir a celebrar la Eucaristía y me paré a saludar a unas feligresas en la plaza. La iglesia tenía un considerable números de fieles que habían acudido ya para la misa que era a las 19:00 h. Mientras hablábamos oímos un murmullo de gente que venía del barranco y que estaban viendo cómo el caudal del agua rozaba ya el puente. Cuando me acerqué para ver lo que ocurría vi que el caudal del barranco estaba ya al máximo y que incluso saltaba ya el agua por encima del puente.
En ese momento pensé que el barranco se iba a desbordar i que podía ser peligroso para la gente que estaba en la iglesia, porque está a unos escasos metros del barranco. Así que decidí enviar a la gente a casa… Cuando la gente se había marchado ya de la iglesia volví para ver el caudal del barranco y éste estaba comenzando a desbordarse ya un poco. Poco a poco el agua se iba esparciendo por la plaza donde está la iglesia y entonces decidí avisar al resto del pueblo de que se pusiesen en alerta porque el nivel del agua seguía subiendo. Entré a la iglesia me dirigí al cuadro de campanas y lo programé para que voltease sin parar. Esto alertó ya algunos que se fueron a casa…Al cabo de los días fueron muchas las personas que me decían que había evitado muchas desgracias porque puse sobre aviso a la población. La tarde era una tarde normal, sin lluvia, por eso nadie esperaba que se desbordase el barranco…A continuación me subí a mi casa que está encima de los locales parroquiales. Desde la terraza se veía como el caudal del agua crecía de una manera rapidísima y con mucha fuerza. Se veía pasar flotando a los coches a toda velocidad como si fueran corchos…. Empecé a pensar en la gente que estaría por las calles y en las plantas bajas del pueblo. Realmente habría gente que estaría en peligro….me sobresaltó un ruido en la escalera. La fuerza del agua había arrancado la puerta de la escalera y esta estaba flotando casi en el primer piso ya. Apenas faltaban unos 20 cm para que el agua llegase al primer piso… Me asomé de nuevo a la terraza y me quedé impactado. Ya no era que el barranco se hubiese desbordado, la calle formaba parte del barranco que llevaba cañas, trozos de árboles, coches y otros objetos que rompían contra las paredes de las casas. Vi como enfrente, a la otra orilla del barranco las casas comenzaban a derrumbarse. Pedí al Señor que estuviesen vacías…en mi cabeza sólo estaban los fieles que vivían en planta baja. Tampoco sabía yo en ese momento que el agua había llegado a todo el pueblo…El día siguiente todo parecía una película, no te creías lo que había pasado. La gente desconsolada se puso enseguida a achicar agua de las casas. La reacción de los fieles fue no pensar, sino actuar sin ser muy conscientes de lo que había ocurrido. Todos lo sabíamos, pero nadie lo asimilaba todavía. Yo aproveche cuando pude salir de casa (porque tenía la puerta tapiada de ramas) para pasear por las calles preguntando a la gente si se encontraban bien y si necesitaban alguna cosa para poder notificarlo a Cáritas diocesana con la cual me había puesto en contacto con ella a través de un sacerdote… La gente lloraba desconsolada, algunos no sabían donde estaban sus familiares y si estarían vivos o no. Muchos fueron los que consolé e intenté dar ánimo sin tener fuerzas para ello. Recuerdo el caso de una mujer que me pidió que fuese a su casa a consolar a sus padres. Estos lo habían perdido todo. La casa se había derrumbado y habían salvado la vida por milagro… Ahora estaban en casa de su hija pero destrozados y muy nerviosos… Así estuvimos varios días. Emocionados por la ayuda de miles de voluntarios, en su mayoría jóvenes. Trabajando sin descanso para arreglar las casas cuanto antes. La cara de la gente era una cara con lágrimas pero con semblante fuerte luchando por lo que quedaba e intentando sobrevivir…”

Por eso, como se suele decir, las buenas noticias no son noticia para los medios de comunicación, sin embargo la permanencia de las Cáritas en su tarea con los afectados de la Dana ha sido y sigue siendo importante. Y no es sólo noticia, sino una realidad. Cáritas ha atendido a más de 5900 familias y 15000 personas a través de las 32 Cáritas parroquiales activas en las zonas afectadas.
Según me informan, el Plan de emergencia especifico ha movilizado 9 millones de euros y continúa en marcha. Una cantidad que nos muestra la solidaridad de la Iglesia Valenciana, además de los medios humanos y voluntarios. Gran parte de este monto se ha utilizado para ayudas directas a familias y personas afectadas, mientras que alrededor de 100 mil euros fueron destinados a ayudas para centros educativos y el tejido asociativo. Entre las personas que han recibido ayudas se destacan tres grupos principales.
El conjunto de familias con hijos a cargo que se encuentran en diversas situaciones laborales y económicas, algunas numerosas o monoparentales, muchas de ellas realojadas o viviendo en espacios con condiciones de habitabilidad muy precarias. Por otro lado, se encuentran aquellas personas mayores pensionistas, muchas veces en situación de dependencia, que viven solas, y gran parte de este grupo son mujeres con pensiones bajas. También se acercan a Cáritas personas migrantes en situación administrativa irregular que, en su mayoría, trabajan en el ámbito de los cuidados y no tienen acceso a ayudas públicas por su situación legal.

El Plan de Emergencia, de acuerdo con los datos de Cáritas Diocesana, está pensado a tres años, se articula en cuatro ejes de acción prioritarios:
1.Atención a necesidades básicas: alimentación, higiene, ropa, transporte y movilidad como ayudas para la compra de vehículos (desplazamientos laborales, salud, educación, etc.).
2. Recuperación de medios de vida: recuperación de negocios propios, rehabilitación de locales y medios de trabajo (equipamiento, herramientas, bienes, etc.).
3. Vivienda y alojamiento digno: rehabilitación, alquiler, suministros y equipamiento del hogar;.
4. Salud mental y emocional: apoyo individual y grupal tanto a personas afectadas como a quienes integran la organización.
5. Protección y comunidad: atención especial a la infancia, adolescencia, familias y personas mayores.
A estas líneas se suman dos ejes transversales: el apoyo jurídico y la reorganización de los centros y proyectos de Cáritas que también se vieron afectados.
A seis meses de las fuertes inundaciones, «el desafío hoy es llegar a cada persona afectada que aún tiene alguna necesidad por cubrir. Desde el primer día, Cáritas ha estado presente, redefiniendo y readaptando las respuestas ante aquellas necesidades que fueron reconfigurándose con el avance del tiempo», en palabras de la directora de Cáritas Diocesana de Valencia, Aurora Aranda.
«Cáritas estaba, está y seguirá estando, allí donde se necesite, para acompañar, apoyar y ser parte de la reconstrucción tanto de las zonas afectadas como de la cotidianeidad de las personas que las habitan», ha añadido Aranda. El corazón de Cáritas no olvida…está latiendo permanentemente en los necesitados, en los márgenes y en las periferias. Y en Valencia ha latido y late fuerte.
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