El mundo mira a Roma: ¿Pero Roma mirará al mundo?

Plaza y basílica de Santa María la Mayor, en Roma
Plaza y basílica de Santa María la Mayor, en Roma TdR

A punto de empezar el Cónclave todo el mundo tiene la mirada puesta en Roma. Sin duda esto se debe al prestigio del Papa Francisco, que poco a poco ha recuperado para la Iglesia un nivel alto de relevancia social. Su funeral ha sido, sin duda un hito. Y, además la misión evangelizadora de la Iglesia puede ganar muchos enteros si el nuevo Papa sabe aprovechar la ola de popularidad de Francisco.

Hay un montón de reformas que se presentan como inaplazables, entre ellas que la mitad de la Humanidad no tiene todavía el lugar que le corresponde, empezando por el Cónclave. ¿Dónde están todavía las mujeres en la Iglesia? Francisco ha dado pasos, pero hay que seguir con fuerza y valentía…

Devolverle a la persona humana su dignidad será una tarea ineludible e importante. No es posible que el Hijo de Dios se hiciera hombre, y el hombre, hoy, se haya convertido en nada. Para ejemplo, Gaza, Ucrania y el resto de los cincuenta y tantos conflictos que están vivos en el mundo.

Y desde el nuevo Papa hasta el último cristiano tenemos que empeñarnos en la tarea de anunciar la validez del mensaje cristiano y su pertinencia para dar respuesta a los grandes interrogantes de las personas. Evidentemente, con temor y temblor, confiemos en que el Espíritu Santo  aletee en La Sixtina, a pesar de los inhibidores…Francisco es un faro desde Santa Maria la Mayor.

A punto de empezar el Cónclave todo el mundo tiene la mirada puesta en Roma. Sin duda esto se debe al prestigio del Papa Francisco, que poco a poco ha recuperado para la Iglesia un nivel alto de relevancia social. Su funeral ha sido, sin duda un hito. Y, además la misión evangelizadora de la Iglesia puede ganar muchos enteros si el nuevo Papa sabe aprovechar la ola de popularidad de Francisco.

Pero lo más importante es si en Roma los Cardenales electores están mirando al mundo en su conjunto de forma real. Si las famosas Congregaciones han servido para darse cuenta que la Iglesia Católica es mucho más que los muros del Vaticano. Pero sobre todo para abrirse, sin miedo, a un mundo con muchos retos en cada uno de los continentes. Francisco lo dijo muchas veces que las Congregaciones le marcaron, en su momento, el camino. ¿Habrá sido así esta vez?

El nuevo Papa tendrá que asumir un mundo complejo, probablemente hoy somos más conscientes de ello que en otras etapas de la historia de la humanidad. Hay un montón de reformas que se presentan como inaplazables, entre ellas que la mitad de la Humanidad no tiene todavía el lugar que le corresponde, empezando por el Cónclave. ¿Dónde están todavía las mujeres en la Iglesia? Francisco ha dado pasos, pero hay que seguir con fuerza y valentía…

Devolverle a la persona humana su dignidad será una tarea ineludible e importante. No es posible que el Hijo de Dios se hiciera hombre, y el hombre, hoy, se haya convertido en nada. Para ejemplo, Gaza, Ucrania y el resto de los cincuenta y tantos conflictos que están vivos en el mundo. No es posible que por las políticas de los países del Hemisferio Norte mueran de hambre y sed millones de personas. No es posible que no acojamos a miles de seres humanos que dejan sus tierras, a riesgo de sus vidas, para buscar un mundo mejor para ellos y sus hijos. No es posible que estemos deteriorando de manera irreversible la “Casa Común”. Todo esto y más cosas Francisco lo gritó al mundo. Denunciando la indiferencia. El Papa tiene que continuar siendo no tanto el guardián de las normas, las leyes y las tradiciones con minúscula, sino la instancia moral por excelencia. Desde la libertad evangélica y la calidad profética, a tiempo y destiempo, a pesar de los riesgos tiene que denunciar la injusticia y los escándalos de dentro de la Iglesia y de nuestro mundo. La Iglesia no puede permitirse más incoherencias supinas como la pederastia. O barbaridades como Sloan Square…

Los muros del Vaticano no pueden impedir que entre aire fresco en la Iglesia Católica. Necesitamos una Iglesia unida en lo esencial y plural en muchos aspectos que responden a su inculturación en otros mundos. ¿Qué respuesta dar a una Iglesia que envejece y se queda sin jóvenes en Europa y America del Norte? ¿Qué respuesta dar a las jóvenes Iglesias en Africa, Oceanía y América del Sur? ¿Habrá que escuchar seriamente sus propuestas a todos los niveles?

El mundo está, sin duda, muy expectante estos días y con la mirada puesta en Roma. Esto es positivo, pero es un capital que no debemos  permitir que se diluya en unos días. El año jubilar, marcado como quiso Francisco por la Esperanza, tiene que ser un acicate para posicionarse de manera seria en un mundo, que todavía no se ha olvidado de Jesucristo. Y desde el nuevo Papa hasta el último cristiano tenemos que empeñarnos en la tarea de anunciar la validez del mensaje cristiano y su pertinencia para dar respuesta a los grandes interrogantes de las personas. Evidentemente, con temor y temblor, confiemos en que el Espíritu Santo  aletee en La Sixtina, a pesar de los inhibidores…

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