Los “ojos del corazón” sostienen la esperanza humana “La Ascensión del Señor es ya nuestra victoria”

Ascensión del Señor (02.06. 2019)

Comentario: el Padre de la gloria os dé espíritu de sabiduría y revelación” (Ef 1,17-23)

El texto pertenece a la parte teórica, doctrinal, de la carta (1,3-3,21) sobre Cristo y la Iglesia. El primer capítulo, tras el saludo (1,1-2), contiene un himno de alabanza al Padre, al Hijo y al Espíritu por su proyecto salvador (1,3-14) y una oración de acción de gracias a Dios por la fe y el amor de los Efesios. Oración que viene formulada en un conjunto de deseos para los efesios (1, 15-19). Deseos que se han cumplido en Cristo (1,20-21), “Cabeza de la Iglesia”, su cuerpo, “plenitud del que llena todo en todos” (1, 22-23). Hoy leemos el contenido de los deseos y su cumplimiento en la glorificación de Cristo, vinculado con la Iglesia (1,17-23).

La fe en Jesús y el amor mutuo son inseparables

Pablo fundamenta su acción de gracias y súplica a Dios en “la fe en Cristo y en al amor mutuo (agape)” que dicha fe ha producido en los efesios. Les escribe “habiendo oído hablar de vuestra fe en Cristo y de vuestro amor a todos los santos...” (Ef 1,15-16). Son dones que definen a los cristianos: relación con Jesús (aceptación individual y comunitariamente de su persona y vida) y relación entre ellos (amor mutuo). Por estos dones da gracias sin cesar y les recuerda en sus oraciones (v. 16). Dones que deben crecer. Y esto es el contenido de la súplica paulina, que leemos hoy.

La oración se dirige al “Dios de nuestroSeñor Jesucristo,el Padre de la gloria

El Padre a quien se dirigía el himno de bendición inicial : el que “nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales...: nos eligió, nos destinó a ser sus hijos...” (Ef 1, 3-14).

Pide dos cosas: a) “que os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo” (v. 17); b) “que ilumine los ojos de vuestro corazón”.

Espíritu de sabiduría y revelación” es afán por vivir con sentido, con claridad, con verdad. Así poder “conocer” el misterio de Amor manifestado en Jesús. La carta, más adelante, recuerda un himno que cantarían los primeros cristianos en alguna fase del camino hacia el bautismo: “Despierta tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te iluminará Cristo” (Ef 5,14). Cristo ilumina con su Espíritu, que vive y actúa en los creyentes, los hace hijos, herederos de Dios, coherederos con Cristo (Rm 8, 9-17). Así los hace contactar con el Amor del Padre y experimentar su energía... Esta es la sabiduría que pide Pablo para los efesios, creyentes en Cristo. Conocer es experimentar, sentir el amor del Padre, como sentimos el amor de nuestros padres desde la más primera infancia.

El resultado de la acción del Espíritu es la “iluminación de los ojos del corazón”. Corazón que es el yo oculto, la persona, el interior del ser humano, “la profunda humanidad” (1Pe 3,4). El Espíritu Santo derrama el amor de Dios en nuestros corazones (Rm 5,5). Más aún: Dios “nos ungió, nos selló y ha puesto su Espíritu como prenda en nuestros corazones” (2Cor 1,22).

Los “ojos del corazón” sostienen la esperanza humana

Ellos son los que perciben el “alma de la Iglesia”: Jesús y su Espíritu, su vida y su palabra, sus trabajos y su dolores, su condena, su esperanza en el amor eterno del Padre. Tomando a Jesús como criterio, la Iglesia puede evolucionar y superar las ataduras históricas que no le dejan ser libre y adaptarse a la cultura actual. La desafección a la Iglesia sólo cesará cuando actúe de acuerdo al evangelio y cambie sus estructuras y apariencias contrarias al mismo. El “alma de la Iglesia” se describe en los últimos versículos leídos hoy. El Espíritu Santo nos lleva acomprender: la esperanza..., la riqueza de gloria, la extraordinaria grandeza de su poder..., que desplegó en Cristo, resucitándolo... y sentándolo a su derecha en el cielo.... Y lo dio a la Iglesia, como Cabeza.... Ella es su cuerpo...” (Ef 1,18-23).

Este amor-fuerza se ha desplegado en la vida, muerte y resurrección de Cristo. “La ascensión de Jesucristo es ya nuestra victoria; él, que es la cabeza de la Iglesia, nos ha precedido en la gloria a la que somos llamados como miembros de su cuerpo” (oración colecta de la Ascensión).

Oración: el Padre de la gloria os dé espíritu de sabiduría y revelación” (Ef 1,17-23)

Jesús resucitado:

El primer capítulo de la carta a los Efesios es hoy nuestra oración;

reconocemos y celebramos la culminación del proyecto salvador,

desplegado en ti, Señor nuestro, por el Padre de la gloria;

por la eficacia de su fuerza poderosa... te resucitó de entre los muertos,

te sentó a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad...;

te dio a la Iglesia, como Cabeza...” (Ef 1, 19-23).

La Iglesia, nosotros, somos tu cuerpo:

toda la humanidad está siendo actuada por el “Padre de la gloria”;

su Espíritu a todos invita a realizarse en el amor mutuo;

a todos quiere manifestar su amor sin medida;

a todos quiere que llegue el amor manifestado en ti, Jesús, su Mesías;

a todos quiere unir en la fraternidad universal;

a todos quiere congregarlos en su asamblea, la Iglesia del Amor;

a todos quiere resucitar en su gloria de felicidad plena.

Hoy, ahora, nos dirigimos a “tu Padre y nuestro Padre”:

Bendito seas Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,

que nos has bendecido en Cristo

con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos.

Nos elegiste en Cristo, antes de la fundación del mundo,

para que fuésemossantos e intachables ante ti por el amor.

Nos has destinadopor medio de Jesucristo,

según el beneplácito de tu voluntad, a ser tus hijos,

para alabanza de la gloria de tu gracia,

que tan generosamente nos has concedido en el Amado.

En él, por su sangre, tenemos la redención, el perdón de los pecados,

conforme a la riqueza de la gracia, que entu sabiduría yprudencia,

has derrochado sobre nosotros,

dándonos a conocer el misterio de tu voluntad:

el plan que había proyectado realizar por Cristo,

en la plenitud de los tiempos:

recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.

En él, hemos heredado también los que ya estábamos destinados

por decisión del que lo hace todo según su voluntad,

para que seamos alabanza de su gloria quienes antes esperábamos en el Mesías.

En él también, todos, después de haber escuchado la palabra de la verdad,

- el evangelio de nuestra salvación-,

creyendoen él habéis sido marcados con el sello del Espíritu Santo prometido.

Él es la prenda de nuestra herencia,

mientras llega la redención del pueblo de su propiedad,

 para alabanza de tu gloria...” (Ef 1, 3-14).

Queremos, Jesús resucitado, vivir en esta esperanza:

“vivificados y reunidos en tu Espíritu, caminamos como peregrinos

hacia la consumación de la historia humana, 

la cual coincide plenamente con tu amoroso designio:

`restaurar en Cristo todo lo que hay en el cielo y la tierra´ (Ef 1,10)”” (GS 45).

Preces Fieles: (Ascensión del Señor 2ª Lect.(02.06. 2019): “La Ascensión es ya nuestra victoria”

Nosotros, Padre del cielo, creemos en tu amor, manifestado en la vida de Jesús de Nazaret. Juntos con él, movidos por su mismo Espíritu, que nos habita, te invocamos diciendo: “queremos amar como Tú”.

Por el Pueblo de Dios:

- que se sienta llamado a vivir en el amor de Jesús; 

- que no se canse nunca de hacer el bien.

Roguemos al Señor: “queremos amar como Tú”.

Por los servidores de la Iglesia (obispos, presbíteros, diáconos, catequistas...):

- que sirvan a todos, movidos por tu mismo Espíritu;

- que sean desinteresados, y busquen siempre el bien de los hermanos. 

Roguemos al Señor: “queremos amar como Tú”.

Por los gobernantes de los pueblos:

- que busquen el bienestar de todos, especialmente de los más débiles.

- que sean honrados y justos.

Roguemos al Señor. “queremos amar como Tú”.

Por las personas más necesitadas:

- que sientan la solidaridad humana y el amor que les ayuda.

- que tengan ánimos y trabajen por superarse.

Roguemos al Señor. “queremos amar como Tú”.

Por los agonizantes y difuntos de hoy:

- que sientan el amor de Jesús, que no abandona en la vida ni en la muerte;

- que encuentren todos la paz y la gloria de Jesús. 

Roguemos al Señor. “queremos amar como Tú”.

Por nuestra comunidad:

- que experimentemos todos tu amor resucitado;

- que hoy celebremos con esperanza la ascensión de Jesús.

Roguemos al Señor.“queremos amar como Tú”.

Queremos, Jesús resucitado, vivir en esta esperanza:“vivificados y reunidos en tu Espíritu, caminamos como peregrinos hacia la consumación de la historia humana, la cual coincide plenamente con tu amoroso designio: `restaurar en Cristo todo lo que hay en el cielo y la tierra´ (Ef 1,10)”” (GS 45). Queremos llenar la vida de tu amor, que vive por los siglos de los siglos.

Amén.

Jaén, junio 2019

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