Para el Evangelio es más importante la verdad que la buena imagen de los dirigentes La fraternidad cristiana excluye la relación amo-siervo (D. 27º TO C  (02.10.2022)

Jesús no quiere siervos, sino hijos y hermanos

Comentario: “¡Si tuvierais fe como un granito de mostaza...!” (Lc 17,5-10)

Ya les había advertido sobre la hipocresía: “Cuidado con la levadura de los fariseos que es la hipocresía” (Lc 12,1b). De nuevo, tras denunciar la incongruencia farisea, “dijoa sus discípulos: «Es imposible que no haya escándalos... Tened cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo...” (17,1-4). Ante esta llamada a la sinceridad de vida y al perdón, “los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe»”. 

Las catequesis primitivas (evangelios), al destacar la “poca fe” de los apóstoles, nos están diciendo que es más importante la verdad que la buena imagen de los dirigentes. Elogian la fe de otras personas: centurión (Mt 8,10), la cananea (Mt 15,28), el leproso samaritano (Lc 17,19). Proclaman la poca fe de los discípulos: “¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?” (Mt 8,26). “¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?” (Mt 14, 31). “¡Gente de poca fe!...” (Mt 16,8). “¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo... tendré que soportaros?... Por vuestra poca fe...” (Mt 17,17.20). “¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?” (Mc 4,40). “Dirigiéndose primero a sus discípulos... Si Dios viste así a la hierba.. ¡cuánto más a vosotros, hombres de poca fe!” (Lc 12,1b.28). “Los apóstoles lo tomaron por un delirio y no las creyeron” -a las mujeres- (Lc 24,10-11).

A la petición apostólica deAuméntanos la fe”,el Señor dijo: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería”. “La morera”, como “la higuera” (Lc 13,6-9), “la montaña” (Mt 17,20; 21, 21), son signos de la institución judía. Su levadura, la hipocresía, es incompatible con el Reino de Dios. Una fe mínima en Jesús la habría tirado ya al mar. El evangelio proclama reiteradamente que lo que preocupa a los discípulos no es la fe de Jesús, sino el poder y la fama. Por eso destaca sus discusiones sobre el mayor, el importante, los primeros puestos en el reino (Mc 9,34; 10,35-41; Mt 18,1-5; 20,20-24; Lc 9,46-48; 22,24-27). Deseaban el poder y su gloria más que vivir como vivió Jesús. Similar a lo que viene ocurriendo con los dirigentes eclesiales. Eso explica el absolutismo clerical, sus títulos, privilegios, ropas, asientos... Todo eso no hace brillar la vida de Jesús, sino la deforma y oculta. La fe en el amor del Padre rompe “la levadura farisea, la hipocresía”. Y lleva a despojarse de todo egoísmo, a la actitud servicial, a ser reconocidos por su vida, no por sus ropas o poderío.

Jesús responde a los Apóstoles,esclavizados por la mentalidad farisea, con la parábola del criado  (siervo: gr. doúlos). Les muestra en qué queda su relación: “somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”. La actuación del siervo describe la mentalidad esclava de los Doce. Quieren vivir en régimen de sumisión. Al no tener el espíritu de hijos de Dios, actúan como el “hijo mayor” de la parábola (Lc 15,25s), sin vivir la alegría del Amor. Jesús no quiere siervos, sino hijos y hermanos: “Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo” (Lc 15, 31). No hay que preparar la cena y servir primero al señor. La fraternidad cristiana excluye la relación amo-siervo: “Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen la autoridad se hacen llamar bienhechores. Vosotros no hagáis así, sino que el mayor entre vosotros se ha de hacer como el menor, y el que gobierna, como el que sirve. Porque ¿quién es más, el que está a la mesa o el que sirve? ¿Verdad que el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve” (Lc 22,25ss). La fe en Jesús, visión nueva, acepta el Espíritu de hijos de Dios y desde ahí organiza la vida. “En Cristo nada valen la circuncisión o la incircuncisión, sino la fe que actúa por el amor (Gál 5,6b). Esta mentalidad de los Doce volvió a la Iglesia desde que sus máximos dirigentes entendieron su servicio como poder por encima del Pueblo de Dios. Enseguida se procuraron títulos honoríficos, ropas finas, palacios, hasta escudos de armas... Ahora estamos desandando caminos. 

Oración: “¡Si tuvierais fe como un granito de mostaza...!” (Lc 17,5-10)

Queremos, Jesús, “fijar los ojos en ti,

pionero y consumador de la fe” (Hebr 12,2):

Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco” (Lc 3,22);

el Espíritu del Señor está sobre mí...

me ha enviado a evangelizar a los pobres,

a proclamar a los cautivos la libertad,

y a los ciegos, la vista;

a poner en libertad a los oprimidos;

a proclamar el año de gracia del Señor” (Lc 4, 18s).

El Espíritu divino llenó y movió tu existencia:

te dio fe en el amor incondicional del Padre;

te llevó a aceptar la igual condición humana, sin privilegios;

te alegró al curar enfermos y abrazar excluidos;

te encorajinó contra acumuladores de riqueza, poder y honores,

que rompen la fraternidad y humillan a sus hermanos;

te hizo “templo”, encuentro, transparencia del Amor divino.

Tu palabra y tuvida expresantu fe:

Buscad más bien su reino,

y lo demás se os dará por añadidura.

No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre

ha tenido a bien daros el reino” (Lc 12,30-32).

Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo:

los ciegos ven y los cojos andan;

los leprosos quedan limpios y los sordos oyen;

los muertos resucitan y los pobres son evangelizados.

¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!” (Mt 11,4-5).

El Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis

y creéis que yo salí de Dios” (Jn 16,27).

¡Qué bien lo entendieron las primeras comunidades!:

En esto consiste el amor:

no en que nosotros hayamos amado a Dios,

sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo...” (1Jn 4,10).

Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida...,

ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios

manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor” (Rm 8,38-39).

Encargaste a tus discípulos continuar tu obra:

les prometes el mismo Espíritu que animó tu vida;

les insistes en que vayan a todos los pueblos,

hagan discípulos “bautizándolos en el nombre

del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo;

enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado.

Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días,

hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 19-20).

Nosotros, Jesús hermano, somos sus continuadores:

nos sentimos hijos del mismo Padre y hermanos tuyos;

desde esta fe queremos construir tu Reino:

de igualdad fraternal: nada de relaciones amo-siervo;

de mesa compartida, sobre todo con los más débiles;

de perdón constante, tan gratuito como tu amor.

Preces de los Fieles (Domingo 27º TO C  02.10.2022)

La debilidad de fe, incluso su falta, es clara en el afán de dominar y buscar prestigio. El Espíritu de Jesús crea fraternidad cristiana y excluye la relación amo-siervo. Pidamos imitar a Jesús diciendo: yo estoy en medio de vosotros como el que sirve (Lc 22,25s).

Por las intenciones del Papa (octubre2022):

- que “la Iglesia sea abierta a todos, fiel al Evangelio, valiente en su anuncio”;

-que “viva cada vez más la sinodalidad y sea lugar de solidaridad, fraternidad y acogida”.

Roguemos al Señor: Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve (Lc 22, 25s).

Por los servidores de la Iglesia (papa, obispos, presbíteros, diáconos, catequistas...):

- que desechen de su vida toda apariencia de dominio y vanidad;

- que se distingan por la conducta ejemplar, no por hábitos y adornos.

Roguemos al Señor: Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve (Lc 22, 25s).

Por quienes cuidan del bien común:

- que trabajen por el bien de todos, dialoguen...;

- que sean honrados y cuiden especialmente de los más débiles.

Roguemos al Señor: Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve (Lc 22, 25s).

Por los trabajadores del campo:

- que puedan vivir de su trabajo, con dignidad;

- que les dejemos cuidar del medio ambiente y la naturaleza.

Roguemos al Señor: Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve (Lc 22, 25s).

Por la paz de nuestro mundo:

- que cesen las guerras en todos los países;

- que corrijamos sus causas: ambición de poder, pobreza, injusticia...

Roguemos al Señor: Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve (Lc 22, 25s).

Por esta celebración:

- que nos comunique la humildad y la actitud de servicio de Jesús;

- que la comunión con Cristo sea comunión con toda la humanidad.

Roguemos al Señor: Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve (Lc 22, 25s).

Nosotros, Jesús, queremos continuar tu Reino: nos sentimos hijos del mismo Padre y hermanos tuyos. Con tu mismo Espíritu queremos construir fraternidades de vida. Que tu Espíritu nos guíe y fortalezca por los siglos de los siglos.

Amén.

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