La urgente conversión de nuestros Obispos (Anuncio de una meditación extensa)



Los magníficos comentaristas de este Blog -teólogos algunos- se habían empeñado en arruinar "la navidad con minúscula" de mi anterior "post" y habían levantado una auténtica Navidad con mayúsculas inefables. Incluso habían ya creado un "coro virtual", repartido sus voces y ensayado algún villancico. Es más, estaban levantando un "belén viviente" en el que todos podíamos elegir nuestro rol y nuestro don. Por ello me veo obligado a publicar este anuncio, que no estaba previsto, y decirles a ellos y a todos los que aquí llegaren:

Siento, amigos míos, irrumpir en este anticipado ambiente navideño que con tanto amor, humor y generosidad habéis construido. Pero llega el Adviento -tiempo de preparación y conversión- y el próximo artículo (30-11, fiesta de san Andrés) es más cardinal y menos habitual. ¡Os pido perdón por cortar vuestro alborozo navideño y vuestras confidencias fraternas! Preparaos para lo que viene, más serio, más profundo, más trascendente y más comprometido que la pagana navidad consumista.

Se trata de una "meditación para obispos" (no en vano dicen que éste es un Blog de Meditación), preparada con mucho respeto, cercanía, amor, y hasta ternura, pero también con total sinceridad, firmeza y claridad. Es muy extensa y posiblemente necesite más de una lectura para quien quiera de verdad profundizar, cuestionarse y convertirse. Se lo hubiera dicho cara a cara a los destinatarios principales. Pero nuestros Prelados todavía no admiten que les predique un laico. Algún día ocurrirá, cuando sean capaces de bajarse del pedestal -que se han ido construyendo a través de la historia- y sentirse frágiles como cualquier ser humano. Eso, sin duda, les humanizará y les acercará a su Pueblo, es decir, a nuestra Iglesia.



Puede que a todos haga bien esa meditación porque no es más que una llamada urgente a la coherencia evangélica, empezando por nuestros Obispos. Puede que disguste a los instalados en el "miedo reverencial" a la casta sacerdotal. Les pido perdón también, por exacerbar sus temores y turbar sus rutinas.

Sea como fuere, espero que ese artículo sirva para bien y sea un acicate para la urgente e imprescindible conversión de los Obispos y de todos los católicos. Lo he escrito "empujado" y, sinceramente, hubiera preferido no tener que escribirlo. ¡Ojalá "llegue" a quien tiene que llegar!

Que nadie pretenda usarlo como arma arrojadiza contra "mis Obispos", porque son los Obispos de mi Iglesia y no admitiré que ningún mal nacido lo tergiverse para atacarlos. Se trata de analizar, cuestionar, enfrentarse a la Palabra y mover a una sincera conversión, la nuestra y la de ellos primero. Se trata, en definitiva, de tomarnos en serio el Evangelio.

No he encontrado otro medio que mi propio Blog para urgir la imprescindible conversión de los que dirigen, para ejemplo y motivación de todos nosotros. Me parece que, en estos momentos de tinieblas, haríamos un buen servicio a nuestra Iglesia haciendo llegar esa meditación -escrita con un corazón sincero y dolorido- a todos nuestros Prelados.

No es más que el eco de las recientes palabras de Benedicto XVI: "La renovación de la Iglesia debe comenzar en quien manda y extenderse al resto". ¡Ojalá suceda!
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