La bolsa de canicas: fe en la vida. El drama de los judíos ocultos
La obra testimonial “Un sac de billes” de Joseph Joffo publicada en 1973 y que fue un gran éxito editorial, con 20 millones de ejemplares vendidos, vuelve a las pantallas tras la primera adaptación (1975) de Jacques Doillon. En esta ocasión de la mano de un buen artesano que se pega a la historia y nos emociona con este viaje solitario y aterrador de dos pequeños judíos por la Francia ocupada en la II Guerra Mundial.
El cineasta canadiense Christian Duguay es un especialista en series televisivas sobre personajes históricos que van desde Anna Karenina (2013) a San Agustín (2010) pasando por Pío XII, bajo el cielo de Roma (2013), Coco Chanel (2008), Hitler: El reinado del mal (2003) y Juana de Arco (1999). Este amplio bagaje le permite ser un buen contador de historias que realiza con pericia la ambientación histórica y que con una solvente dirección de actores, los dos chicos están fenomenal, logra adentrarnos en el suspense, el desamparo y la lucha por la vida de los protagonistas.
Contada como un flashback de la mano del narrador Joseph, un niño judío de 10 años en la Francia de 1941. Su familia, con siete hermanos, vive feliz en París pero todo cambia cuando es ocupado por los nazis que imponen a los judíos llevar la estrella amarilla. El padre, consciente de los peligros que se avecinan, pone a la familia en marcha y alecciona a sus hijos Maurice y Joseph para emprender una escapada hacia la Francia libre. De este viaje iniciático emergerá una experiencia de supervivencia entre el dolor y la luz.
La historia fluye con intriga permitiendo la identificación del espectador aunque los excesos melodramáticos, una banda sonora invasiva, la saturación de primeros planos y algunos personajes dibujados sin matices, como el librero petainista, restan profundidad a la propuesta.
Interesante desde el punto de vista interreligioso la ayuda de un sacerdote católico en la fuga de la familia y de los dos chicos. Mientras que la producción del film está apoyada por la Fundación para la Memoria de la Shoah.
Dentro de las muchas películas sobre el Holocausto, la que nos ocupa es bastante menos sombría que “El hijo de Saúl”, aquel doloroso viaje al infierno del campo de concertación. En este caso, entre la tragedia y la comedia, la historia invita a la esperanza. Al centrar la mirada en la vulnerabilidad de los niños la superación de las duras pruebas es un elogio a la vida.
El propio autor de la novela original, Joseph Joffo y su hermano, ha colaborado en la realización de la película y ha resaltado la vigencia de esta historia en un momento donde tantos menores huyen de la guerra y el hambre afrontando grandes dificultades.
Que esta correcta y atractiva adaptación nos acerque a una historia verdadera de la persecución religiosa nos coloca ante un material atractivo para las generaciones más jóvenes. El tono original de fe en la vida se convierte en un valor añadido que convierte el cine en una antesala de la literatura testimonial.