Ciencia, ley natural. ¿Fuente de teología y moralidad? (III)

No tenía pensado escribir una tercera parte, pero ha surgido entre los lectores del blog varias veces la palabra orden y se ha hablado de un orden cósmico. En ese orden muchas veces se pretende ver belleza, se pretende ver la mano de Dios. Pero ese orden es una ilusión, un cuento de física de divulgación contra la cual advierto. Mejor es que nadie lea dichos libros, pues al autor, aunque sea físico, o biólogo, o químico, etc, le preocupa mucho más las cuestiones editoriales o bien hacerse el interesante.

Antes un inciso: Confieso que cuando he abierto un libro de relatividad general, me he visto sumamente desbordado. No así con algunos libros de cuántica, aunque me faltan conocimientos matemáticos importantes como Espacios de Hilbert, los cuales los aprenderé en cuarto curso. Comprendo pues que ningún filósofo intente hacer filosofía desde las ecuaciones diferenciales, o desde los tensores. Para empezar no sabrían ni por donde cogerlo, y aun siendo licenciados en física, difícil les sería ser entendidos por otros filósofos y corren el riesgo de ser mal vistos por muchos físicos.

Volvamos al tema. Aprecio que algunos de los lectores hablan del orden y del buen funcionamiento de las leyes naturales. Lo ven como una forma de ver a Dios en lo perfecto de la naturaleza. Pues les voy a plantear un problemas físico importante.

Desde hace 300 años se tiene en física resuelto el problema de los dos cuerpos. Se sabe que si tenemos un sistema tierra y sol, este seguirá girando por siempre en la eternidad. Pero desde hace 200 años se vinieron dando cuenta numerosos físicos, que el problema de los tres cuerpos (tiera, sol y luna) era realmente complicado. La interacción gravitatoria de tres cuerpos y la deducción del movimiento de ambos resulta ser todo un reto. Al final y tras mucho investigarse, se descubrió que el problema posee infinitas soluciones, entre ellas cabe la posibilidad que la luna o la tierra salgan despedidas y escapen a la atracción del sol. El problema es aún más complicado si analizamos entero el sistema solar, ahí las soluciones al problema son muy disparatadas.

¿Se trata pues de un error matemático? ¿Se está resolviendo mal el problema? ¿Por qué no se manifiestan esas soluciones disparatadas en nuestro sistema solar? Pues verán, el sistema de tres o más cuerpos en realidad es un sistema caótico, y nuestro sistema solar nos pongamos como nos pongamos, no nos será posible describir perfectamente milimétricamente el movimiento planetario. Si el sistema solar se mantiene así y no tiende por el momento a dejar escapar planetas es porque posee una alta estabilidad, pero no por ello es perfectamente estable. Pues fíjense que fraude, como se va al carajo la belleza del universo perfecto y ordenado, resulta que es caótico. Por suerte es estable y algo se puede hacer, pero fíjense como en las predicciones de posibles choques de meteoritos contra la tierra se contempla la posibilidad que estos puedan chocar, ya lo ven lo difícil del problema.

Pues si quieren más chapuzas, miren la degradación de la energía. Conservarse se conserva, pero lo de renovable es un mito, la energía se degrada y se vuelve irreutilizable. Y no saben ustedes lo que es la Ecuación de Navier-Stokes y lo imposible e importante que es resolverla, si quieren hacerse ricos resuélvanla, han prometido millones de euros a quien lo consiga, con su solución podrían describir el campo de velocidades de un fluido.

Pues la naturaleza es muy puta, y gracias a que es muy puta es muy divertida y me resulta más atractiva. Desde luego solo a Dios se le podía ocurrir erradicar cualquier prueba de existencia suya basada en la naturaleza, y desde luego su objetivo parece cumplido a que tengamos una Fe y a que seamos libres de dudar de él, sin duda quiso un hombre libre, demasiado libre. En estos casos siempre digo que a Dios le encanta comportarse como un frutero en el mercado, pone su puesto de venta y espera a que acudan a comprarle ofreciendo el mejor género que puede, pero ante todo libertad para el cliente, o mejor dicho para el hombre. Dejen de buscar a Dios en lo natural, insisto, ya le he intentado cazar por ahí pero es más listo que el hambre.
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