Cuestión de imagen (I)

He visto en el blog de mi abuelo Paco Pepe las críticas a un jesuita que parece ser le da por bailar la danza del vientre. Yo no creo que sea incompatible el ser jesuita y bailar unas sevillanas, cantar flamenco, o bailar la danza del vientre. Lo que si creo es que si tienes una responsabilidad como pastor, lo lógico es que te preocupes un poco de tu imagen pues de lo contrario corres el riesgo de caer desprestigiado, en cuyo caso ya no valdriás como pastor.

Tal vez bailar así en la India no sea tan inapropiado. Puede ser que sirva de acercamiento de la Iglesia a otras realidades culturales. Pero en la Argentina o en España eso genera un profundo rechazo, y más vale no presentarse con esa guisa al resto del mundo. Un conocido mío agustino en Brasil se viste de calle y con piercing en la oreja al trabajar con la juventud de las fabelas, y con alzacuellos cuando va a visitar al obispo o a una alta personalidad. También hace bailes en la misa, y no por llenar la parroquia, sino porque al bajo pueblo brasileño hay que transmitirles la idea que una Eucaristía es unja celebración y un motivo de alegría. A mi eso allí me parece estupendo, en Europa por nuestro nivel religioso y cultural no es necesario tal cosa.

Los cambios de imagen se hacen según al público que te quieras acercar, un amigo párroco se viste todos los días de calle excepto cuando visita a Rouco o llega la semana santa. Y una amiga religiosa reivindicó en su congregación poder ir de calle para sentirse más cercana a los alumnos, y lo consiguió.

Hay quien por ejemplo con hábitos de monja o sacerdote despierta simpatías en cualquier público, pero es por su forma de ser. Y hay quien por llevar el hábito a diario despierta animadversión incluso entre aquellos que sostienen con rigor el hábito de los religiosos o el alzacuellos de los sacerdotes. Simplemente les fastidia que vista así. Lo que uno lleva encima debe saber como llevarlo.

A mi las imágenes del jesuita Saju así vestido me causa un fuerte repelús. No me gusta. Claro que a mi personalmente toda la cultura India me causa arcadas. Eso de ver como bueno y normal que una vaca se coma un puesto de manzanas mientras tanta gente pasa hambre, o que en un rincón de una calle viva una familia formada por un marido y su esposa con media docena de hijos y nadie les ayude por ser de castas inferiores, pues como que me horroriza y no puedo soportar esa cultura.

Pero es bien cierto que a través de la danza se cuentan historias, incluso si cantando opera se puede escenificar la Pasión, tal vez Saju haya encontrado una forma de transmitir el cristianismo con la danza en la cultura India, y eso que aquí lo desconozcamos y hasta no lo entendamos. Las geishas en Japón bailan por lo que tengo entendido contando historias con su baile.

En fin, como occidental yo no le entiendo y no me causa ningún atractivo religioso. Que lo juzguen los católicos de la India que sabrán mejor si allí tal cosa es apropiada o no. En occidente sus bailes están fuera de contexto y aquí no va a ganarse muchas simpatías danzando, al contrario, muchas reacciones furibundas porque no entendemos ni comprendemos esa vestimenta ni esos bailes.
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