Dos bobadas, de un obispo perdido por las antípodas y luego la de un pobre talibancillo de tres al cuarto.

La del obispo que por Filipinas la leímos hace poco. El condón no protege contra el VIH es su conclusión. Montado está el escándalo y el obispo se ha lucido. Si mañana dice que todas las aves respiran debajo del agua seguro que unos idiotas van y se lo creen. ¿Pero como puede ese obispo asegurar eso? ¿Miente él o le han mentido sobre los condones?

Luego la del Abanderado. Ha descubierto un video con condones en una Web Salesiana y justo al lado del careto de Monseñor Munilla. Ya por ello empieza a citar el Catecismo sin mucho tino, y digo sin tino porque no recoge en ninguna de sus citas la postura de la Iglesia sobre los condones. Por lo menos aquel que no debe ser nombrado se conoce el catecismo, este en cambio ni eso.

Pues el condón no hace daño a nadie, y la Iglesia debe recomendar y en este orden es castidad, fidelidad y condones, y no el tachar los condones.

Pues al obispo deje en paz a los filipinos, que el VIH es prioritario combatirlo con todas las armas y el condón es muy efectiva. Al Abanderado que deje en Paz a los Salesianos y si tanto se cree el catecismo que se lo aplique a si mismo y deje de restregarlo como un estropajo sobre los demás, que seguro mucha falta le hace.

Es muy fácil ir dando consejos de castidad y fidelidad por la vida y desaconsejando los condones, pero el pobrecito/a que por un mal momento tiene relaciones y contrae el VIH, HCV, VPH, etc, o un embarazo se va a acordar toda su vida no solo de la castidad y fidelidad, sino de ser tan idiota y no haber usado la gomita. Y por supuesto, de haber hecho caso al bobo que le engañó con los condones.