Vuelve la COPE al candelero.

Pero hoy el tema es Federico, hace cuatro años habría sido otra cosa. El caso es que como digo al principio, hay gente que critica que le quieran quitar la alcachofa de la COPE a Federico, se rasgan las vestiduras contra quienes criticamos a Losantos, y luego son capaces de consentirle todo.
Parece que Federico ha dicho que la Iglesia autoriza a las monjas violadas a abortar. Pues Federico está muy equivocado en esto, pero además parece afirmar la legitimidad de abortar en casos de violación. Por mucho menos cierta persona que no puede ser nombrada me retiró el carné católico, por mucho menos insinuó que yo apoyaba a los asesinos por no reconocer la condición de persona a un nasciturus de días o pocas semanas, y por defender que el aborto debe ser prevenido (con ayudas a madres solteras, educación y formación, campañas, etc) y no prohibido, pues recibí las correspondientes críticas ofensivas. Los que querían libertad de expresión para Federico, ahí tienen lo que querían.
A Federico este personaje y otros le consienten que insulte a Gallardón desde una emisora de la Iglesia, que pida la dimisión del rey, que sostenga teorías conspirativas, que ofenda o zarandee al nuncio, a dos cardenales, un jesuita, un abad, un compañero de COPE (sacerdote por cierto) y a varios obispos que no le caen simpáticos. Y hoy por lo del aborto, que ya son muchas las hazañas de Federico, el que no debe ser nombrado se limita a un simple no estar de acuerdo con lo dicho por Federico. Pues si por un supuesto cura abortero le montó un escándalo al pobre Martínez Sistach, por apoyar desde la COPE su jefe Federico el aborto para casos de violación la cosa ha quedado en muchísimo menos, y ni un solo titular de escándalo por esto en su Web.
Termino mi post diciendo que no me parece legítimo abortar por violación, que no respaldo ni apoyo semejantes abortos, e insisto en que ante un problema como este, no se debe responder con esta medida errónea y de solución fácil. Pero no respaldaré una prohibición, porque no es el estado el que debe defender al nasciturus, sino las madres, y a todas las jóvenes (y los jóvenes) hay que educarlas, apoyarlas y ayudarlas para que no se planteen abortar, pues aunque prohibamos el aborto, existen demasiados medios al alcance de cualquier mujer para provocarse un aborto, medios que pueden matarlas en el acto, y medios que son una de las grandes causas de mortalidad de mujeres jóvenes en algunos países.