¿Solo? No espera nada ni a nadie, esta consigo mismo en este mar de realidad cosechada, en serenidad y abrazado a su yoeidad zubiriana - suidad y mismidad - lograda sin más aperos que su existencia desnuda y amada.
Y yo siento la envidia sana de mi peregrinaje inquieto y cansado que solo busca mi yo en el mar de un nosotros desbordado en cosechas nunca acabadas y en rastrojos de oro pulido en pobreza ultimada y donada.