"El amor de los no válidos"

Lo que Dios ha unido...

Ha sido esta mañana en la residencia de mayores. Una vez terminada la celebración de la Eucaristía dominical, he subido a los espacios comunes donde aguardan los que no pueden bajar para poder recibir la comunión, tras haber seguido la retransmisión televisiva de la Misa.

En el tercer piso, al acercarme a los ancianos me he fijado en una pareja que ya están en dependencia muy alta, cada uno en su silla de ruedas, agarrados con cinturones para evitar su caída. Tenían sus manos unidas, al comentar que me gustaba el gesto, la auxiliar de enfermería ha comentado que así están todas la horas del día, lo han corroborado los demás trabajadores. Él, que está más consciente, no hace otra cosa que estar al tanto de ella y pedir que la cuiden y la atiendan continuamente. Ella no es consciente de lo que ocurre,no se expresa ni comunica, pero se agarra a la mano del que la ama, su esposo, y en ella encuentra la seguridad, cimentada sobre toda una vida compartida en el amor.
En este gesto y en ellos encuentro la razón para entender el evangelio de hoy cuando nos invita a permanecer unidos a Cristo, a vivir en el amor de Dios para que nos habite. Permanecer en Él, como ellos permanecen con sus manos unidas cuando ya casi todo les impide la comunicación, cuando no pueden hacer aparentemente nada por el otro, como el signo del amor más auténtico, fiel y permanente que pueda darse entre los seres humanos.

Unas manos gastadas, heridas, ancianas, deformadas, débiles, caídas...pero amantes, manos que han entendido que se puede "hacer bien en el sufrimiento", manos divinas de las que nos hablaban las lecturas de hoy: "Glorificad en vuestros corazones a Cristo Señor y estad siempre prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere; pero con mansedumbre y respeto y en buena conciencia, para que en aquello mismo en que sois calumniados queden confundidos los que denigran vuestra buena conducta en Cristo; que mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal. Porque también Cristo murió una vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios. Murió en la carne, pero volvió a la vida por el Espíritu"

... Hoy estas manos me han dado "razón de la esperanza" para creer en un amor que no termina nunca, que es realmente eterno.Una vez más, Señor, te haces creíble en los signos pequeños y débiles de la historia, tu palabra nos vuelve a llenar de vida y de esperanza. Gracias, Padre, ayúdanos a estar unidos a Ti, a permanecer en tu amor y así dar razón de nuestra esperanza, haciendo el bien incluso en el sufrimiento, o haciendo del sufrimiento el lugar del amor más puro, más entregado y más fiel que haya podido haber en la historia, como hacen estos ancianos en este rincón oculto de una residencia de mayores, donde constan por su situación física en la lista de los no válidos.

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