Misión y pasión en la ética profesional

Vivir el momento presente con pasión, sean cuales sean las circunstancias que nos rodeen. Esa es la razón de ser del compromiso cristiano.

Hacerlo buscando el encuentro y el apoyo de Dios. Cuidar y movilizar los valores espirituales. Y apoyarnos en ellos para que nuestro encuentro con la realidad humana sea fructífero.

Tenemos la oportunidad de no ser meros espectadores sino protagonistas de nuestro momento histórico. Debemos, para ello, hacer una lectura creyente de la realidad. Para así conocer y analizar las necesidades existentes. Y, desde ahí, actuar con compromiso; dando testimonio; actuando con coherencia entre lo que decimos y hacemos.

Actuar desde el convencimiento de que el mundo nos necesita.

Experimentar la alegría de que nuestra vocación sirve a los demás. Estamos aquí porque algo nos dice que hay una fuerza interior que nos impulsa y nos da vida.

Tomar lo que Dios pone en nuestras manos y comprometernos a ir adelante, cada uno en su misión.

La misión cada uno la aborda como Dios le ha puesto en el corazón hacerla y vivirla. En la educación, la ética profesional, en la defensa de la dignidad humana y los derechos humanos, en el trabajo con las minorías o los marginados etc.

Haced lo que Él os diga.
Yo os he elegido para que vayáis y deis frutos.


Con singularidad interior y sencillez exterior. Construyendo modos de relación que creen lazos de hermandad. Reforzando el sentido de pertenencia y de corresponsabilidad. Y con actitud de servicio.

Trabajar por la dignidad humana, por traer al mundo la justicia, por un desarrollo sostenible, y mediante la ética profesional.
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