Si lloras de noche porque el sol no está las lágrimas te impedirán ver las estrellas

Es imposible pasar por la vida sin tener algún achaque de salud, sin que alguien a quien amábamos fallezca, sin que una persona apreciada nos decepcione, sin que una relación se rompa, sin que un trabajo nos salga mal, sin que una ilusión se difumine o que en un momento determinado una circunstancia nos desborde y digamos ¡no puedo más!
¿Por qué no dejar de lamentarnos por aquello que, quien sabe por qué circunstancias, no hemos logrado alcanzar, hemos perdido o hemos desperdiciado?
¿Por qué no apreciar, valorar y disfrutar lo que tenemos?
Quiero invitarte a:
- Practicar la memoria selectiva con lo que has dejado atrás. Si te empeñas en darle vueltas a los rencores a quien mas daño haces es a ti mismo
- Perdonar
- Superar rencores, envidias, burlas, zancadillas o desdenes y rogando “no me dejes caer en la tentación” de responder con la misma moneda
-Crecer aceptando la realidad, con aplomo para mirarla de frente y con la voluntad de trabajar para mejorarla
- Crearte metas ambiciosas pero realistas; trabajar por ellas con ahínco y respetar, en el camino que te lleve a la meta, unos principios éticos inviolables
- Conocerte a ti mismo, valorarte, confiar en los talentos que te han sido concedidos, gestionarlos y hacer que den frutos
- Pasar por la vida asimilando experiencias, sembrando esperanzas, echando raíces y dejando huellas. Y huellas positivas
- Estar a las duras y a las maduras. Presto para afrontar el invierno, aunque pierdas las hojas, y para buscar las flores en primavera, aun sabiendo que algunas pueden tener espinas
- Estar dispuesto a dar sin recibir, a darle a la vida más de lo que recibes y a disfrutar de lo recibido
- Decir, cuando creas que no puedes más, "hágase tu voluntad" y experimentar la paz que emana de esa plegaria.
Perdóname, amigo lector, que te utilice como excusa porque, en realidad, todo lo anterior me lo digo a mí mismo. Porque lo necesito. Ojalá y a ti también te sea de alguna utilidad.