Argamasa social

¿Quién lo inició, quién lo soltó, quién trajo la maldición, qué dios nos ha herido con sus tremendos rayos? No lo sé. La urgencia, la ignorancia y el miedo nos hace reptar sin rumbo. A los mortales nos gusta golpear, a veces con crueldad, al otro, y culparnos a nosotros mismos de las catástrofes. Las angustias, como llamas desatadas, y las preocupaciones siempre agravan la situación y nos convierten fácilmente en jueces. En esta situación, lo único cierto es que todos tenemos en la mano las riendas y somos responsables de dominar y vencer el virus. Muchas de las cosas que decimos bajo la urgencia del terror, pasado el horror, las veremos como secreciones de mentes menesterosas. o, si somos misericordiosos con nosotros mismos, como pías consideraciones. Un poco de silencio nos permitirá escuchar y sentir como ruge de las honduras ruge una divina argamasa social: creatividad sin límites,  generosidad heroica de ciertos grupos sociales.

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