De Frankenstein a San Francisco

“Frankenstein” de Shelley, creador, devoró su propia criatura. y Gregorio Samsa de Kafka, “Metamorfosis”, se ve a si mismo como un bicho y Gheorghiu exclama: se acabó el tiempo, es ya “La hora veinticinco”.  Por ello “el hombre es una pasión inútil” (Sartre) “nacido para la muerte” (Heidegger). Pero Trías vio a través de las fisuras del límite, “Filosofía del limite”,  la posibilidad de otras realidades aunque invisibles y J. Gomá confiesa abiertamente en “Necesario pero imposible” la realidad de esas realidades. Nunca se escribió ni estudio tanto la persona de Jesús ni la de San Francisco, entre otros muchos que entregaron su vida a los demás, como en los últimos tiempos. Los personajes de Kazanzakis, “Cristo de nuevo crucificado”, los de H. James, y de otros muchos autores, actúan movidos por la caridad y la verdad, verdaderos caminos de la fe , manifestación de la luz de Dios, aunque muchas veces se desfigure por lo que llamamos humanismo. Por eso V. Oria gritó: Es la “La hora de Dios”.   Pd. Los actos literarios y la simple lectura deben convertirse en acontecimientos que ayuden a entendernos y a entender al mundo de otro momo no pasan de ser actos

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