Jesús, hoy, seguiría creyéndose Hijo predilecto del Padre y entregando su vida a los demás, pero seguiría otra estrategia en su predicación dependiendo del momento y del lugar en medio de quienes hubiera plantado su tienda para "habitar entre nosotros". Nadie es más cristiano ni menos, ni lo es ni deja de serlo, por estar sentado en las filas socialistas, o en las de Vox, en las del PP o de Podemos o de Sumar sino por lo que cada uno hace estando en
donde está y siendo quién es. Nadie puede ser cristiano sin creer en Cristo, aunque la vida de este que dice no creer pueda parecerse más a la vida de Cristo que la de éste otro que dice ser creyente. La fe en Dios y en su Cristo es ese resto que está por encima de todas las circunstancias y lleva al creyente a servir a los demás desde su sitio, hace posible que los creyentes se entiendan entre ellos y se entiendan con todos los demás. La diferencia entre los creyentes ellos mismos y entre ellos y los hombres de buena voluntad nace de la diferente manera de concebir de manera diferente el servicio a los demás y su colaboración al bien común .