En este diario a raíz del caso de la estampa, le leído un artículo, que más que un análisis me pareció la exposición de una ideología política, que no tenía para nada en cuenta elementos tan influyentes en el comportamiento tales como la fe y las creencias. Es natural que algunos creyentes , a lo mejor por falta de sentido del humor, hayan protestado contra quien han creído ha querido hacer reír a algunos burlándose y ridiculizando sus creencias. Frecuento, con deformación de observador social, bares, cafeterías, ferias y mercados, y creo que la radicalización: discursos de odio y nazis, y la polarización entre bandos son más creación de algunos medios de comunicación que bailan el agua a los políticos que una realidad entre la gente de a pie. Algunos columnistas, en vez de dar elementos para juzgar y tomar distancia del discurso de los políticos y fomentar la armonía, azuzan al respetable. Los políticos en vez de discursos incendiarios deberían preguntarse: ¿Qué hemos hecho para que la gente ya no crea en nosotros ni en la democracia que decimos defender?