El mundo es maravilloso

En la estación de Atocha, un viejo medio sordo y medio ciego, preguntaba: ¿En dónde se coge el tike para coger turno? Los extranjeros ni entendían ni sabían que era necesario el tike para sacar el billete. Los que estábamos al lado decíamos al hombre: “Señor, son extranjeros y no entienden”. El viejo respondía: “Esta juventud ni entiende ni tiene piedad”. Después de un rato se fue refunfuñando contra los extranjeros y contra nosotros porque habíamos querido participar en un entierro en el que nadie nos había dado vela. Después de un buen rato, ya yo estaba sentado en mi plaza del tren, vino la señorita que me había vendido el billete y me dijo: “Caballero, olvidó la tarjeta Visa”. Y me la entregó. Las había olvidado sobre el mostrador. “Gracias, Señorita”. En el mundo hay de todo.
Volver arriba