Una de las novelas de Vargas Llosa que más me ha gustado, y de la que ninguno de los articulistas de hoy habla, al menos ninguno de los que yo haya podido leer, es “El sueño del celta”. Puede que mi apreciación esté influencia por el hecho de que, en aquel momento, yo estuviera escribiendo “Viaje sin retorno”, un ensayo sobre los emigrantes. Sus novelas siempre me han llamado mucho más la atención que sus ensayos. Habiéndome encantado todos, dos, por yo tener un conocimiento más o menos profundo sobre la materia que tratan, no me parecen nada del otro mundo. El ensayo sobre Hugo, “La tentación de lo imposible”, no descubre nada que un lector, más o menos conocedor de “Los miserables”, no hay visto en una lectura atenta. Tampoco me ha deslumbrado, por haber leído más o menos lo mismo con anterioridad, “La civilización del espectáculo”, sobre la cultura contemporánea. Sin duda, Vargas Llosa es un autor que debe de ocupar un puesto privilegiado en la biblioteca de cualquier lector que pretenda conocer el panorama literario de nuestros días no solo en lengua castellana sino mundial.