El ex vicario de Roma diserta en Barcelona sobre Karol Wojtyla Cardenal Ruini: "Juan Pablo II fue el primer Papa global"

(Peio Sánchez).- En un acto de homenaje al beato Juan Pablo II, Camilo Ruini, cardenal-vicario para la diócesis de Roma durante el pontificado del papa Karol Wojtyla, habló de su larga experiencia personal con él desde el afecto, la gratitud y la devoción hacia su persona. Resaltó su fuerza espiritual que le convirtió en "un árbol robusto" para asumir su misión en la Iglesia Católica durante 27 años de intenso pontificado y su palabra profética que destacó que "la muerte de Dios conlleva la muerte del hombre".

En el acto, presidido por el cardenal Lluís Martínez Sistach, estuvieron presentes las cuatro instituciones eclesiásticas de formación en Barcelona: la Facultad de Teología de Catalunya, la Facultad de Filosofía de Catalunya, el Instituto Superior de Liturgia y el Instituto de Teología Espiritual, que a través de sus presidentes rememoraron la figura y el ministerio de Juan Pablo II.

En la intervención del cardenal Ruini destacó su relación con el papa polaco desde 1984. En ella resaltó su visión de la realidad y su convicción que desde la ayuda de Dios "las cosas pueden cambiar y se pueden modificar". Así en su etapa de servicio en Cracovia señalo su contribución para "construir una alternativa espiritual y cultural" poniendo como ejemplo "su larga y victoriosa lucha para construir una iglesia parroquial en Nowa Huta en la parte nueva e industrial de la ciudad, que el gobierno comunista quería mantener libre de todo signo o de cualquier presencia religiosa".

Ya como papa subrayó su acompañamiento del proceso de secularización con la opción de "evangelizarlo" desde dentro". Así "el creía que la secularización no era el destino inevitable de la modernidad. Retenía, por el contrario, que su punto culminante ya había pasado y que el gran objetivo de la Iglesia actual era la evangelización entendida en sentido fuerte y pleno, como la capacidad de llevar a Cristo al centro de la vida y de la cultura".

Al anterior cardenal-Vicario de Roma resaltó que Juan Pablo II "era un hombre de ánimo abierto y acogedor, respetuoso con las opiniones de los demás, propenso a superar las divergencias y a interpretar en sentido positivo las acciones e intervenciones de los demás". Pero también capaz de intervenir con decisión en el servicio pastoral a la Iglesia como en su discurso en la Conferencia de Puebla en 1979 o en Loreto en su intervención dirigida a la iglesia italiana en 1985.

Así mismo acentuó el estilo integrador de papa polaco de los distintos realidades eclesiales que eran llamadas a la "unidad en la misión" "en todas partes y en cualquier dimensión de la existencia". Está disposición su manifestaba en su mesa que siempre acogía para tener "experiencia directa de las personas y de las situaciones".

"La capacidad de andar más allá de las habituales alternativas" era otra de las características de Juan Pablo II según Camilo Ruini. Así "fue abogado incansable y apasionado de los pueblos pobres del Sur del mundo" al igual que defensor "de la antropología y de la ética cristiana", "en particular sobre los temas de la vida y de la familia". Esto hacia de que papa fuera difícilmente clasificable según esquemas preconcebidos.

Destacó asimismo el papel que desempeñó en la política mundial "en defensa del hombre" y sus gestos de resonancia mundial "por ejemplo, su petición de perdón por las culpas de los hijos de la Iglesia, las visitas a la sinagoga de Roma y al Muro de las Lamentaciones en Jerusalén o la invectiva de Agrigento contra la Mafia. Más eficaz que cualquier palabra o acción, fue el testimonio que dió en la última parte de su vida, haciendo visible el sentido cristiano del sufrimiento"

Al concluir el acto el cardenal Lluís Martínez Sistach destacó las palabras del cardenal Camilo Ruini como "una disertación a la vez doctrinal y testimonial". Agradeció su acercamiento a la persona y a la obra del Papa polaco y destacó como "nos ha emocionado, sobre todo cuando nos ha recordado aquellas últimas palabras de un Juan Pablo II ya muy debilitado y enfermo. Aquellas palabras que él no llegó a poder pronunciar, y especialmente nos han conmovido aquellas que llegó a escribir, pero que ya no pudo pronunciar y que reflejaban lo más íntimo de su alma, dirigida a la Virgen María: "Totus tuus"

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