El cardenal preside la misa de la Mercè Omella pide una Barcelona "fraterna y respetuosa con las creencias religiosas"

Omella, ayer, en la misa de la Mercè
Omella, ayer, en la misa de la Mercè

"¿Dejaremos de mirarnos a nosotros mismos para ir a ayudar aquellos que sufren más? No olvidamos que hace más feliz dar que recibir. Seamos para ellos consuelo y ayuda en sus necesidades"

"Que Barcelona continúe siendo una ciudad bella y habitable, no solo por su atractivo histórico, arquitectónico, cultural, gastronómico y económico; sino también por su sensibilidad humana"

La Basílica de la Virgen María de la Merced volvió a llenarse en el día de su patrona este 24 de septiembre con un mensaje clave: “ir a ayudar a los que sufren más” para ser “constructores de una sociedad en fraternidad”.

Cerca de un millar de personas llenaban la basílica de la Mercè el día de su patrona. El cardenal Juan José Omella, que apareció detrás de más de un centenar de sacerdotes, presidió la misa solemne. Iba acompañado del arzobispo emérito de Barcelona, cardenal Lluís Martínez Sistach; también de los obispos de Terrassa, Mons. Josep A. Saiz y Mons. Salvador Cristau; tampoco faltó el obispo de Sant Feliu de Llobregat, Mons. Agustí Cortés. Así como el provincial de la orden mercedaria de Aragón, José Juan Galve; el abad de Montserrat, Josep M. Soler; y  también los dos obispos auxiliares barceloneses Mons. Antoni Vadell y Mons. Sergi Gordo.

“¡No ente en falta, de dolor y de sufrimiento cerca de nosotros!” aseguraba Omella. “¿Dejaremos de mirarnos a nosotros mismos para ir a ayudar aquellos que sufren más? No olvidamos que hace más feliz dar que recibir. Seamos para ellos consuelo y ayuda en sus necesidades. Seamos constructores de una sociedad en fraternidad y en comunión”. Así pedía a todos los presentes a la basílica de la Mare de Déu de la Mercè.

Una Barcelona más fraterna

Con primeras bancadas ocupadas por las autoridades institucionales y la hermandad de la Mercè se escucharon atentamente las palabras del cardenal Omella. El arzobispo pedía a todos ser conscientes de la gran tarea y responsabilidad a la hora de educar a las generaciones futuras; para ayudarlos a sacar todos los valores y virtudes que lleven dentro. También reclamaba una ciudad más solidaria y fraterna. “Que Barcelona continúe siendo una ciudad bella y habitable, no solo por su atractivo histórico, arquitectónico, cultural, gastronómico y económico; sino también por su sensibilidad humana, fraterna, solidaria y respetuosa con las creencias religiosas”.

Finalmente, como es tradición, al acabar la misa el arzobispo de Barcelona subió a rendir homenaje a la patrona en el cambril. Momento en que las autoridades eclesiales y políticas se saludaron y agradecieron la presencia un año más en el día de Barcelona, donde la Mare de Déu de la Mercè está presente para cuidar de su ciudad, en un mundo marcado por la incertidumbre.

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