“Los sacramentos celebrados por sacerdotes de la FSSPX deben evitarse", señala el cardenal sueco Arborelius pincha el globo ultra y carga contra los lefebvrianos: “No viven ni trabajan en comunión con la Santa Sede”

Católico converso, el primer cardenal sueco, Anders Arborelius, tuvo su momento de gloria en las vísperas del pasado cónclave, cuando era auspiciado por los sectores más ultras de la Iglesia (junto con los cardenales Sarah, Burke o Müller)
Sus críticas al Camino Sinodal alemán o a la llamada ideología de género señales innegables de idoneidad, obviando otras, como el haber sido puesto como modelo de pastor por el mismísimo papa Francisco, orilladas a favor de su innegable ortodoxia
Una ortodoxia que se ha acaba de manifestar al echarles en cara la falta de la misma a uno de los grupos que más presumen de atesorarla, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, una “asociación que no vive ni trabaja en comunión con la Santa Sede y cuyo estatus canónico es incierto”, según ha señalado el purpurado sueco
Una ortodoxia que se ha acaba de manifestar al echarles en cara la falta de la misma a uno de los grupos que más presumen de atesorarla, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, una “asociación que no vive ni trabaja en comunión con la Santa Sede y cuyo estatus canónico es incierto”, según ha señalado el purpurado sueco
Católico converso, el primer cardenal sueco, Anders Arborelius, tuvo su momento de gloria en las vísperas del pasado cónclave, cuando era auspiciado por los sectores más ultras de la Iglesia (junto con los cardenales Sarah, Burke o Müller), que veían en sus críticas al Camino Sinodal alemán o a la llamada ideología de género señales innegables de idoneidad, obviando otras, como el haber sido puesto como modelo de pastor por el mismísimo papa Francisco, orilladas a favor de su innegable ortodoxia.
Una ortodoxia que se ha acaba de manifestar al echarles en cara la falta de la misma a uno de los grupos que más presumen de atesorarla, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX), una “asociación que no vive ni trabaja en comunión con la Santa Sede y cuyo estatus canónico es incierto”, según ha señalado el purpurado sueco en una nota.
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La reacción inequívoca de Arborelius ante esta organización fundada en los años 70 del pasado siglo por el fallecido obispo cismático Marcel Lefebvre se produjo el 15 de agosto, tras tener conocimiento de que el ex superior general de la FSSPX, y uno de los dos obispos que quedan vivos de los ordenados ilícitamente por Lefebvre, ofició ceremonias episcopales en la diócesis de Estocolmo, que pastorea el cardenal, sin tener este conocimiento de las mismas.

“Convocar a un líder eclesiástico a la diócesis por iniciativa propia es contrario al derecho canónico y conduce a división y discordia”, señaló en una nota aclaratoria la diócesis de Estocolmo. “Los católicos que reciben los sacramentos administrados por la FSSPX deben saber que la Iglesia desaconseja a los fieles participar en las misas celebradas por esta fraternidad, ya que la FSSPX carece de reconocimiento canónico (eclesiástico) y no está en plena comunión con la Santa Sede y el Papa León XIV. Participar y recibir los sacramentos en este contexto expresa una falta de unidad con el obispo diocesano Anders Arborelius OCD y el Papa León XIV”, subraya el comunicado.
Por si no quedase suficientemente aclarado, la nota que hizo enviar Arborelius recuerda la doctrina con una carga de profundidad a la organización cismática al afirmar que “dado que los sacramentos son los más sagrados que la Iglesia administra, exigen la más profunda reverencia”, que “un sacerdote nunca debe celebrar a sabiendas sacramentos no autorizados, y esto también se aplica a la participación de los fieles”, por lo cual “los sacramentos celebrados por sacerdotes de la FSSPX deben evitarse, ya que son ‘valida sed illicita’ (válidos pero ilícitos)”.
Contraataque de la FSSPX: son calumnias
Además, junto con esta nota informativa, el propio Arborelius firmó una declaración en la que señala que “para salvaguardar la unidad interna de nuestra diócesis, quisiera hacer esta declaración y aclaración: la Sagrada Eucaristía es el sacramento de la unidad, en el que nos unimos a Jesús y entre nosotros. Por lo tanto, es fundamental que la celebración de la Sagrada Eucaristía nos fortalezca en la unidad de fe, esperanza y amor, y no genere división”.
Huelga decir que tanto la “declaración” como la “aclaración” de Arborelius no han convencido a los lefebvrianos, cuya delegación en Escandinavia le respondió unos días después con una carta abierta en la que le acusaron de haberlos calumniado, dado que “se afirma que la FSSPX no vive ni trabaja en comunión con la Santa Sede. Esta afirmación es manifiestamente falsa y constituye una grave calumnia. Los miembros de la FSSPX son católicos en virtud de su bautismo, fe católica y sumisión a la autoridad del Papa. Sin embargo, esta sumisión no implica una obediencia ilimitada”.

“En cuanto a la licitud (admisibilidad) de los sacramentos celebrados por nuestros sacerdotes, queremos señalar que el 1 de septiembre de 2015, «motivado por la necesidad de responder al bien de estos fieles», el Santo Padre Francisco otorgó facultades para escuchar confesiones válida y lícitamente a todos los sacerdotes de nuestra fraternidad sacerdotal. Inicialmente, esto se otorgó por un año (el Año de la Misericordia) y posteriormente, en la Carta Apostólica «Misericordia et misera», del 20 de noviembre de 2016, se prorrogó hasta nuevo aviso para el beneficio pastoral de los fieles que asisten a nuestras iglesias. Estas facultades no han sido revocadas por la Santa Sede hasta la fecha”, se defienden los lefebvrianos.
Finalmente, tras una larga y dolida respuesta a la clara descalificación por parte del cardenal Arborelius, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X muestra su intención de persistir en sus actividades y ceremonias porque, argumenta, “considera que la realización de aquellas de sus actividades pastorales que carecen de la aprobación de las autoridades eclesiásticas está justificada por la existencia de un estado de grave necesidad espiritual causado por la crisis actual en la Iglesia”.
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