"Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de algún modo por mi causa"

"A France, has comisariado Congregaciones, removido sacerdotes, decapitado la Orden de Malta y a los Franciscanos de la Inmaculada, ignorado Cardenales, ma n'do sta la tua misericordia (¿dónde está tu misericordia?, ndr)" se podía leer en los carteles, retirados por la Municipalidad de Roma este domingo.
Resulta francamente indignante, como creyentes, este tipo de campañas. En España, lamentablemente, tenemos una nutrida experiencia de esta clase de actividades, y también de sociedades secretas (con sus terminales mediáticas y sus lobbies de apaleamiento digital incluidos) que imponen, con tozudez de yunque, carnets de catolicidad escupiendo blasfemias espirituales al Evangelio y auspiciando la violencia como modo de lograr sus objetivos.
El Papa lo sabe, lo tiene más que asumido. Ya ha advertido, en más de una ocasión, de aquellos que tiran la piedra y esconden la mano. las "resistencias malvadas" que, como apuntó en su discurso a la Curia -Francisco sabe perfectamente de dónde vienen estos ataques-, "nacen de corazones asustados y endurecidos, que se alimentan de las palabras vacías del ‘gatopardismo’ espiritual de quien dice que quiere cambiar las cosas, pero después quiere que todo quede como antes”.
Poco más hay que decir. Si acaso, hacer nuestras las palabras del superior general de los maristas, el hermano Emilí Turú: "Se olvidan de que la misericordia sin respeto por la justicia y la verdad es un engaño. Misericordia, verdad y justica van SIEMPRE juntas. En fin, clara confirmación de que el Papa va por buen camino".
Y, si me lo permiten, muy bien acompañado. Por la inmensa mayoría de los seguidores de Jesús, y con la guía del Evangelio.