Curiosa, cuando menos, la noticia que esta tarde avanza Efe y que recogemos en portada.
El que fuera obispo de León José Álvarez Miranda pidió clemencia para el capitán Juan Rodríguez Lozano, el abuelo del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, antes de ser fusilado el 18 de agosto de 1936 por mantenerse fiel a la República. La sorpresa aparece en el libro "
El valor de un juramento", que mañana se presenta en León, y uno de sus autores, el profesor
Javier Rodríguez, incide en que
el gesto del prelado fue "excepcional" en la época. Viene este ejemplo a cuento del jolgorio de buena parte de los comentaristas de este blog ante el resultado del
referéndum en Suiza, un ataque en toda regla a la libertad religiosa en un país democrático occidental, cuestionado incluso por el Vaticano y condenado por Naciones Unidas. En una sociedad en la que cada vez funciona más la
teoría del "blanco-negro", del "conmigo o contra mí", que no admite matices ni distintas visiones, no estaría de más que alguien se saltase los muros de la intolerancia y la sordera inflamante, y se pusiese en el lado del otro. Como, por cierto, hizo ayer la Santa Sede respecto al caso de los minaretes.
La superioridad moral de los buenos, lo "excepcional", se da, sobre todo, en estas circunstancias.
No alegrándose de que se fomente la ley del Talión, sino intentando interceder incluso por el adversario. Esa fue la grandeza del obispo de León... y la miseria de muchos otros, en todos los bandos. Ayer y hoy. ¿Aprenderemos?
baronrampante@hotmail.es