¿Qué está ocurriendo en el Seminario de Bilbao?

(N. del blogger: Nos llega este texto, escrito por alquien que conoce, y mucho, la actual situación en la diócesis dirigida por Mario Iceta, y que muestra su preocupación por la deriva que se está tomando en la formación de seminaristas, al igual que sucede en la diócesis vecina de San Sebastián).- Hace ya varios años que existe un debate sobre la orientación de nuestro Seminario diocesano. La dimisión de quien entonces era el rector, Fernando Elorrieta, puso de manifiesto un profundo desacuerdo en esta cuestión entre la mayoría del presbiterio y el obispo D. Ricardo Blázquez. Las diferencias eran, fundamentalmente, sobre el tipo de presbítero que se estaba promoviendo, el estilo de seminario y de formación que se buscaba, la admisión indiscriminada de candidatos -una especie de “todos valen”-, e incluso el empujón a algunas ordenaciones más que dudosas.

D. Ricardo no quiso arriesgarse a ningún otro contratiempo en una institución tan importante, y por ello nombró rector a Rafa Sáez que, aunque no tenía ni competencia ni experiencia ninguna en este terreno, iba a ser con toda seguridad una persona de poco criterio propio, dejando en realidad campo libre para que el auténtico rector fuese el mismo obispo. Incluso en la elección de D. Mario como obispo auxiliar tuvo una motivación principal la reorientación de la cuestión vocacional y del Seminario. No debemos olvidar la aureola de “éxito” que el actual obispo diocesano traía, o le pregonaban, en este tema.

Continuaban las dudas, o mejor dicho, crecían, sobre lo que ocurría en el Seminario y en la pastoral vocacional. La residencia de Lersundi iba convirtiéndose en una “burbuja” a la que sólo algunos adictos tenían acceso. ¿Eran frecuentes, por ejemplo, las visitas de los vicarios? ¿Qué conversaciones, qué valoraciones, expresaban los formadores ante los seminaristas sobre algunas instituciones diocesanas y sobre algunos compañeros curas? ¿No se estaba fomentando un cura diocesano de tipo cultual, conformista con lo dado, escaso de creatividad, normativista y celoso de su diferencia, de corte neo-confesional?

Con el cambio de obispo se produce también el cambio de rector, sin que el Consejo Presbiteral pueda manifestar su opinión. Bueno, se le nombra pro-rector, pero da lo mismo porque el obispo no está dispuesto a reconsiderar ese nombramiento aunque reconozca el grave pecado original de la elección. Usando el sentido común podemos decir que con Aitor Uribelarrea no podemos sino esperar más de lo mismo. Continuidad en el camino iniciado por Rafa Sáez, y aun agravamiento. Decisiones que ya van avalando lo que decimos: el “equipo” del Seminario que se ha elegido (José Ángel Ubieta -director espiritual-, Félix Alonso -jefe de estudios- ¡sí, has leído bien!, y Sergio Buiza -pastoral vocacional-), nuevo formato de los estudios filosóficos (sin mezcla con los laicos y sin consulta a otra institución diocesana que rechazan, el IDTP), nueva residencia (con jardín, muro y lejos de la vida cotidiana de la gente), peregrinaciones con D. Mario con un estilo que incluso a algunos curas jóvenes-clásicos les han resultado “excesivamente tradicionalistas”, admisión indiscriminada de seminaristas, pastoral vocacional con monaguillos…

Si dejamos que las cosas sigan así nos vamos a encontrar a medio plazo con un presbiterio diocesano escorado hacia la línea neoconfesional y de cristiandad. Nuestro obispo se apoya mucho en los llamados “curas jóvenes”, que de hecho no le suponen ningún contraste o exigencia, sino más bien aplauso, o silencioso y cobarde consentimiento.

No podemos permitirnos ese lujo.


baronrampante@hotmail.es
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