Misas en latín, movimientos populares y Rosalía, en el #resumensemanal de RD Cuando la fe se transforma en emoción, y el 'Evangelio', en sociedad secreta
El mal no prevalecerá, pero campará a sus anchas mientras los justos no llamemos a las cosas por su nombre. Genocidio, a lo de Gaza; horror, a lo de Ucrania, como nos lo ha vuelto a recordar sor Lucía en el magnífico documental emitido por Movistar+; cobardes, a los que siguen escogiendo el anonimato bajo siglas como El Yunque y sus acólitos
El ministro Bolaños ha vuelto a viajar a Roma, con el tema de las indemnizaciones a las víctimas en la carpeta que analizó con el secretario de Estado Parolin. También, los últimos flecos de la resignificación del Valle de Cuelgamuros, apenas un mes antes de ver cómo respiran los nostálgicos camino de Mingorrubio
Vivimos en un mundo en el que el titular, la emoción, dominan el relato. Donde el uso, o abuso, de la religión, la fe o los sentimientos pueden construir, o destruir, personas, instituciones y sociedades.
Esta semana hemos asistido a varios ejemplos, de lo bueno, de lo malo, y de lo indefinible. Desde Rosalía vistiéndose de monja sin que Abogados Cristianos pusiera el grito en el cielo al estreno de la maravillosa Los Domingos, pasando por el impacto de ver cómo las misas en latín han vuelto, siquiera por un momento, a la basílica de san Pedro, o por la escandalosa negativa a que una joven -con síndrome de Down, sí, pero también confirmada, o sea, adulta en la fe- pudiera ser madrina de bautizo de su sobrino.
Nos movemos en un mundo demasiado líquido, de flashes, que fomentan las caídas del caballo, las verdades absolutas que se tornan desconcierto al instante, los caldos de cultivo de iniciativas que, demasiado a menudo, pueden caer en abusos espirituales, de poder, en los casos más extremos, también, sexuales. También, y sobre todo, ocurre en la Iglesia. El Vaticano se está planteando, al fin, incluir el abuso espiritual como delito canónico, algo que incomprensiblemente no viene reflejado todavía.
Mientras tanto, el Papa León ha vuelto a evocar el espíritu de Francisco ante los movimientos populares, llamando a la lucha por un mundo mejor frente a los poderosos, con claras alusiones a la política anti inmigración de Trump, que por el momento no ha respondido arremetiendo contra el primer Papa estadounidense de la historia.
Hemos cumplido un año de la terrible DANA de Valencia sin que nadie asuma responsabilidades, y nos asomamos a los últimos coletazos de un año litúrgico, a la espera de la llegada del Nuncio, con la mirada puesta en la próxima visita de la Ejecutiva española a Prevost, y con el futuro por descubrir. El ministro Bolaños ha vuelto a viajar a Roma, con el tema de las indemnizaciones a las víctimas en la carpeta que analizó con el secretario de Estado Parolin. También, los últimos flecos de la resignificación del Valle de Cuelgamuros, apenas un mes antes de ver cómo respiran los nostálgicos camino de Mingorrubio.
Los movimientos mediático-políticos de la extrema derecha española y europea vuelven a atizar el comienzo de pontificado, sin temor a llevarse por delante a quien sea, incluso a los que parecían inmunes a cualquier campaña. La última se llevará por delante a una figura histórica, quien quizá debía haber adelantado su adiós. Por el bien de todos.
El mal no prevalecerá, pero campará a sus anchas mientras los justos no llamemos a las cosas por su nombre. Genocidio, a lo de Gaza; horror, a lo de Ucrania, como nos lo ha vuelto a recordar sor Lucía en el magnífico documental emitido por Movistar+; cobardes, a los que siguen escogiendo el anonimato bajo siglas como El Yunque y sus acólitos. Aquí, mientras nuestros lectores lo necesiten, seguiremos diciendo la verdad. Sin miedo. Feliz domingo.