Al servicio de la verdad (para neófitos en esto de la comunicación)

Este domingo –sí, no fue el pasado día 20, por mucho que el Arzobispado de Madrid se empeñara en hacer del “aquelarre” de la Cope una jornada eclesial- se celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. Este año, con un lema significativo: “Al servicio de la verdad”. Como no suele ser muy habitual, me he permitido seleccionar tres textos de tres arzobispos, dos de ellos cardenales (curiosamente, los más atacados desde algunos sectores), de esta nuestra España. Que no gustarán a algunos, sobre todo a los neófitos en esto de la comunicación, a quienes hay que alabar la valentía pero pedirles, con todo respeto, un poco de humildad y propensión a aprender. El resto también tenemos que seguir haciéndolo. En este breve listado no he incluido al cardenal Rouco porque, como sabrán, él no escribe cartas semanales, sino que se transcriben las alocuciones que los domingos da en la Cope. Con lo cual, al menos hasta el próximo martes no tendremos lo que piensa de la jornada de este domingo. Pero, en fin, sabiendo que son las 10,25 del 2 de mayo y todavía no ha acudido a rueda de prensa para responder a preguntas, como prometió hace casi dos meses, tampoco hay que alarmarse.

Los primeros párrafos corresponden a la carta escrita por el arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol. En su escrito, titulado “Los medios, al servicio de la verdad”, el prelado asegura que “la Iglesia siempre ha tenido presente la importancia de los Medios de Comunicación Social, pese a que, en ocasiones, no haya sabido hacer un uso adecuado de ellos”. Tras subrayar que los requisitos fundamentales de la comunicación social son “la sinceridad, la honradez y la veracidad”, Pujol añade “la competencia”. “Un profesional de la comunicación debe ser competente, tanto a nivel técnico como en la profundización y en la responsabilidad con respecto a los contenidos de conciencia, objeto de la misma comunicación. Y esto vale tanto para la Iglesia como para los Medios de Comunicación Social”, añade el prelado.
“A menudo —quizá demasiado a menudo— se tiene la impresión de una cierta tirantez entre la Iglesia y los Medios de Comunicación Social, como una desconfianza mutua. Pienso que esa desconfianza es fruto de un mutuo desconocimiento”, dice Pujol, en un gesto que le honra, y pide algo que desde aquí hemos solicitado y seguiremos haciendo: “que la Iglesia sepa hacer llegar su mensaje de manera clara y comprensible y que los Medios de Comunicación Social sepan hacerse eco de ese mensaje, sin deformaciones. Al fin y al cabo, la Iglesia y los Medios de Comunicación Social están al servicio de la Verdad”. Muy bien por el arzobispo de Tarragona.
Seguimos con el cardenal Amigo, que sigue sin estar callado, y sin obedecer pseudoconsignas de otros que se creen más papistas que el Papa. En su pastoral, que lleva por título “Buscar la verdad para compartirla”, el cardenal de Sevilla recalca que “los medios de comunicación, en formas variadas y distintas, tienen una magnífica oportunidad para desenmascarar lo ambiguo, lo equívoco, la falacia y, por el contrario, hacer que resplandezca la verdad. Son medios, instrumentos que han de servir como estímulo en el conocimiento de la verdad, para poner esa luz que se necesita para ver la realidad lo más cerca y objetivamente posible”.

Para Amigo, resulta “imprescindible” que “quienes hacen y manejan” los medios estén formados. Al tiempo, reconoce “el trabajo de tantos profesionales de la información, de tantos periodistas que nos ayudan al conocimiento de lo que acontece, que ofrecen su opinión, que son notarios objetivos de la actualidad. Un trabajo, por otra parte, que no siempre cuenta con unas condiciones adecuadas de remuneración, de horarios que hagan compatible la vida laboral y familiar, de la responsabilidad que supone expresar públicamente sus opiniones”. Por fin, un obispo que se acuerda de los periodistas en cuanto tales, y no en función de sus intereses.
“La caridad, el amor cristiano, no tiene fronteras. Que no las ponga ni una sistemática actitud negativa de rechazo a quien trata de informar, ni mucho menos utilizar los medios de comunicación para unas finalidades diametralmente opuestas a lo que debe ser el reconocimiento del derecho a la información objetiva y al máximo respeto a la dignidad y a las creencias de las personas. La verdad también se comparte. Es una forma de caridad. Ya lo decía San Pablo: la caridad no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad (1Cor 13, 6)”, concluye Amigo.

Finalmente, y éste me gusta especialmente, la carta “Los medios de comunicación y la realidad”, escrita por el cardenal de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, que sigue demostrando su presencia (ya sin el ocurrente chascarrillo). Y que, de paso, da un “recadito” a algunos. En su carta, Sistach apunta a las “nuevas tecnologías que evolucionan muy rápidamente” para preguntarse “qué concepción y valoración de la persona humana promueven determinados medios y los mensajes que difunden”.
Parafraseando a Benedicto XVI, que el pasado enero afirmó: “Hoy, de manera cada vez más marcada, la comunicación parece tener en ocasiones la pretensión no sólo de representar la realidad sino de determinarla gracias al poder y a la fuerza de sugestión que posee”, Sistach critica cómo, en algunas ocasiones, “los medios no se utilizan para una adecuada función informativa sino para crear los eventos mismos”.“Cuando la comunicación pierde sus raíces éticas y elude el control social, termina por olvidar la centralidad y la dignidad inviolable del ser humano, y corre el riesgo de incidir negativamente sobre su conciencia y sus opciones, condicionando así la libertad y la vida misma de las personas”, añade el cardenal, quien reclama una infoética en los medios de comunicación. En todos. “También los medios confesionales cristianos o los medios de inspiración cristiana tendrían que ser los primeros en dar testimonio de este sentido ético con fidelidad a los postulados del humanismo cristiano y de la moral cristiana, cumpliendo el ideario que se han dado sin contradecirlo con determinadas actitudes poco éticas y poco cristianas”. Pues eso.
Jesús dijo: “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”. Por esto, ofrecer la verdad en los medios contribuye a alcanzar la libertad. También es muy necesario conseguir un discernimiento crítico ante determinados mensajes mediáticos que fácilmente tienden a manipular la persona y a determinar sus criterios y sus comportamientos. Este último párrafo no ha sido entrecomillado, pero no es mío. Es de uno de los tres. Aunque los suscribo. Por la parte que nos toca. A todos, que no va a ser uno perfecto. Pero una cosa es equivocarse, y otra muy distinta es mentir, o manipular la verdad, que casi es peor.

baronrampante@hotmail.es
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