Sí que somos una sociedad cristiana

En el mismo lugar en el que, en estos días, los obispos europeos han lanzado el mensaje de que "ya no somos una sociedad cristiana", el cardenal Cañizares y uno de los que más suenan para sucederle en caso de que abandone la sede Primada, Carlos Osoro, participan desde hoy y hasta el sábado en un curso de verano que, curiosamente, lleva por lema "Las raíces cristianas de Europa". La Casa de Ejercicios de Covadonga (Oviedo), a los pies de la Santina, ha sido el lugar escogido por la Asociación Católica de Propagandistas y la Universidad CEU San Pablo para arrancar sus cursos de verano, con el propósito -según nos cuentan- de "recuperar, investigar y reivindicar la raíz cristiana de Europa".

Quien esto escribe no puede estar menos de acuerdo con la afirmación de los Secretarios Generales de las Conferencias Europeas. Sí que somos una sociedad cristiana: cultural, familiar, social y espiritualmente. Otra cosa es que no seamos una sociedad institucionalmente cristiana, o que no se reconozca la misión histórica del Cristianismo en la conformación de Europa -lo cual no entiendo, por cierto-. Pero las instituciones no son otra cosa que instrumentos para el bien o el mal común, según se dé el caso.

Si quisiéramos dejar de mirar las pajas en el ojo ajeno, y absolutizar decisiones políticas como poco menos que la muerte de Cristo -la familia, decían, se iba a romper con la aprobación del matrimonio gay. Pues bien: dos años después, apenas 5.200 "bodas". Esa montaña sí que parió un ratoncillo-, nos daríamos cuenta cómo, en su inmensa mayoría, los miembros de esta sociedad nacen en el seno de una familia, son educados por padres, hermanos y abuelos, se bautizan, hacen la Primera Comunión, quieren que gane su equipo de fútbol y que la Tierra sea un lugar mejor en el que vivir. Excepto en lo del fútbol, que no es dogma de fe -yo ya les he dicho que soy del Getafe-, todo bastante acorde con el Evangelio, ¿no creen?

¿Que el conocimiento histórico del Cristianismo y su repercusión puede estar en crisis? Puedo creerlo en el caso de la "alta cultura". Es decir: que cada vez resulte más difícil acudir con un chaval al Museo del Prado y que entienda a Durero, Greco o -por poner un ejemplo que me fascina- Patinir. Pero ése no es un problema de falta de valores cristianos, sino de educación. Estoy convencido que ese mismo chaval tampoco entenderá las Tres Gracias de Rubens, o El Coloso, que hasta ayer era atribuido a Francisco de Goya.

"Hay una gran oportunidad para proponer la visión cristiana de la realidad", dicen a continuación los obispos europeos. Evidentemente. Eso se llama llevar el Evangelio. Lo que los seguidores de Jesús llevan haciendo desde que el de Galilea les pidió ir por el mundo proclamando la Buena Noticia. Siempre es un buen momento para proponer -que no imponer- la visión cristiana de la realidad. También en una sociedad como la nuestra, impregnada hasta la médula de valores cristianos.

No nos equivoquemos: esta sociedad sigue siendo cristiana. Los que tal vez no lo sean tanto son aquellos que identifican el ser cristiano con la obediencia ciega y el patrimonio moral único. Si esto último fuera cierto -gracias a Dios, no lo es-, no estaría nada mal que la sociedad hubiera dejado de ser cristiana. Afortunadamente, no es así.

baronrampante@hotmail.es
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