¿Murió Jesús realmente en la cruz? “Compartir” (178) de 14 de marzo de 2016. Preguntas y respuestas

Escribe Antonio Piñero


Pregunta:



Me gustaría hacerle una pregunta sobre la Resurrección de Jesús. Según su opinión las mujeres seguidoras de Jesús sienten su presencia viva y posteriormente consiguen convencer a los discípulos varones. Los relatos evangélicos contradictorios entre si en este punto no superan los criterios de historicidad. Sin embargo, dada la situación de la mujer en ese contexto, me resulta difícil creer que fueran capaces de convencer a los asustados discípulos y de hacerles cambiar hasta el punto de dar sus vidas por el mensaje de su maestro. No estaría mal un libro al respecto, ya que el tema es importante. Reciba de nuevo mi agradecimiento por su enorme aportación al estudio de ese momento histórico.


RESPUESTA:


En honor a la verdad debo decirle que lo que yo he expresado acerca del papel de las mujeres en la expansión de la creencia en la resurrección de Jesús es una mera hipótesis, y las hipótesis no son certezas. Y he formulado la hipótesis para dar razón de su preeminencia en los textos como primeras testigos al menos del anuncio de la resurrección (no de la primera aparición, porque ahí hay diversas tradiciones: a Pedro (Pablo de Tarso), a Santiago, su hermano (1-2 Apocalipsis de Santiago de Nag Hammadi) y a María Magdalena: Evangelio de Jua , y dando. Pero hay otros estudiosos que no aceptan tal propuesta y tienen todo por una mera fabulación.

Respecto al posible libro sobre la resurrección: ya hay muchos (vea Gerd Lüdemann; creo que traducido al español por Verbo Divino o Torres Queiruga; los dos con amplia bibliografía). Y yo, como filólogo e historiador no me pienso meter en un campo que pertenece a la fe y no a la historia.



Pregunta:

Sobre la tradición historiográfica del Jesús histórico se ha hablado de que es un debate donde predomina la opinión protestante; sin embargo me gustaría saber si desde el ámbito católico ha habido aportes a la investigación? Sólo tengo referencia de José Antonio Pagola, John P. Meier y Joseph Aloisius Ratzinger.



RESPUESTA:


Lo que Usted dice es verdad. Desde un punto de vista técnico, puede Usted prescindir de Pagola y de Ratzinger, porque, aunque se pretendan estudios históricos, tienen mucho más de teología pura que de historia. Sin embargo, Meier es una gran excepción. Es muy honesto, abierto, concienzudo, enciclopédico. La investigación independiente puede, y de hecho lo hace, disentir de él en algunos puntos. Pero las notas que acompañan a cada uno de sus capítulos de su libro básico, “Jesús. Un judío marginal…”, son excelentes para enterarse del estado de la investigación. Tiene Meier una buena capacidad analítica, claridad de exposición y sentido común.





Pregunta:


¿Murió Jesús realmente en la cruz?


RESPUESTA:


Deben descartarse, como carentes de base, las hipótesis fantasiosas sobre la no muerte de Jesús: que le dieron láudano o cualquier otro producto…, que de hecho no murió…, que fue bajado inconsciente sólo de la cruz…, que escapó de la tumba –¡todos estaban de acuerdo para fingir su muerte!, y que huyó a la India…, etc., teorías todas que me parecen innecesarias y descabelladas por carecer de base textual.


En mi opinión sólo puede formular estas hipótesis quien desconozca la atmósfera y el ambiente del siglo I en Judea y cómo se las gastaban los romanos con aquellos que les suponían el menor impedimento. Tales teorías son impensables, pues, en aquellas circunstancias.


El argumento principal para sostener que Jesús murió en la cruz es la imposibilidad absoluta de que lo hubieran inventado los cristianos. Unido a la crucifixión en sí, este suceso fue el que más “dolores de cabeza” dio a los cristianos primitivos –porque era un hecho público no se podía negar— a la hora de hacer proselitismo de su Maestro como verdadero mesías…, ya que su final, en apariencia al menos, fue todo un desastre… ¡imposible para un mesías verdadero!

Insisto en que la teología cristiana primitiva se volcó en la defensa y justificación del hecho, aclarándolo con explicaciones a través de nuevas interpretaciones de las Escrituras. Puede decirse incluso que la aclaración de este hecho vergonzoso en sí es el inicio y fundamento de toda la teología de Pablo de Tarso. Pero, como ocurre otras veces, esto no significa que todo lo que los evangelistas afirman sobre la muerte de Jesús pase el filtro de los criterios para probar la historicidad.


Otro argumento puede ser la inverosimilitud de que los romanos, expertos en el arte de quitar de en medio a sus enemigos hubieran permitido que cualquiera de los tres sediciosos contra el Imperio no hubiera muerto realmente en la cruz. Er costumbre común asegurarse totalmente de su muerte, o de lo contrario, darle el “golpe” de gracia. Por tanto, y en síntesis, postular que Jesús no murió en la cruz es absolutamente inverosímil.

Saludos cordiales de Antonio Piñero
Universidad Complutense de Madrid
www.antoniopinero.com
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