Carta 25 a un político


La transición a una nueva sociedad
implica el concurso de todos


Querido amigo: posiblemente no sepas que al principio del siglo XX la teología europea liderada por el teólogo protestante Karl Barth se propuso una orientación de sí misma trantando de influir en la transformación de la sociedad y en la implantación de un nuevo orden político y social (JJ. Alemany, Karl Barth: ¿Una teología socialista? IgVi 1986).

Asimismo la teología política europea y la teología de la liberación latinoamericana, que surgen a raíz del Concilio Vaticano II han reafirmado con nuevo entusiasmo la intuición del viejo pastor protestante. Los promotores de estas nueva teologías, que saben leer la Palabra de Dios a la luz de los acontecimientos y estos a la luz de
esa misma Palabra, ven que la sociedad actual está en crisis y añoran las antiguas exigencias de la Ilustración: todo un proceso de emancipación frente a muchas alienaciones económicas, políticas y culturales que están por cumplir.

(J.Martinez Cortés, ¿Hacia una nueva sociedad? MiA 1977; J. Gomez Caffarena, A donde queremos ir. Un nuevo modelo de sociedad, Sal Terrae (1977).

Desde la entraña del tercer mundo el obispo de Sâo Félix do Araguaia, Pedro Casaldáliga, ve necesario que nuestra sociedad renazca en mayor simplicidad; que surja una sociedad de criaturas humanas sobre la ruinas de esta sociedad de "sonámbulos electrónicos", y un corazón de carne sobre las cenizas calcinadas de nuestro corazón de piedra. El obispo rechaza la sociedad consumista porque sólo son bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia. Y lamenta que la Iglesia no proteste más contra esto(P. Casaldáliga, Yo creo en la justicia y la esperanza (Descée de Brouwer 1977).

El C. Vaticano II que supo captar estas inquietudes, dice en la Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual que no es posible rehuir el compromiso político por parte de los cristianos y los ciudadanos en general, si queremos humanizar la sociedad, puesto que el destino de esta se decide en la actividad política (GS 73-76).

Tal colaboración la consideran urgente algunos teólogos, dada la penuria de ética civil de la sociedad que se manifiesta en la falta de sensibilidad moral frente a las realidades públicas y en las lacras morales frecuentes en todas las esferas de la vida pública. Ven en muchos pseudovalores que se han impuesto en ella la causa de la corrupción y de las injusticias que padece la sociedad y señalan la justicia en conexión con la caridad política como virtudes claves en la búsqueda de nuevos valores en el mundo económico y político de hoy.

¿No crees, amigo político, que estamos instalados en la mayor desmoralización de nuestra historia democratica, como consecuencia de instituciones públicas y ciudadanos de alto rango en el mundo de la empresa, las finanzas y la política, sin olvidar a otros ciudadanos de menor cualificación?. Lógicamente, la corrupción anida con mayor facilidad en quienes tienen poder político y económico. Bergengrün acuñó esta frase: Las manos limpias no son fuertes, las fuertes no pueden permanecer limpias.
Hasta el próximo viernes.
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¿Que nos puede decir algún político o teólogo que nos siga? Sería muy bien aceptado su comentario. Lo mismo que el de otro que quiera opinar sobre el tema. Os espero.
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