Dios hoy



Teología de la Ciencia

El Reloj y el relojero

(Cont.,)

El tema que vuelve a plantear Hawking no es tan sencillo como él afirma alegremente: "el desorden tenderá a aumentar si las cosas son abandonadas a su suerte".

Las cosas que ha creado el hombre, por ejemplo, una casa(ejemplo de Hawking) necesita que se reparen las goteras. Siguiendo la lógica del principio de Hawking: si las cosas que no ha creado el hombre no tienden al desorden abandonadas a su suerte quiere decirse que una mente superior, un piloto consciente de todo el Universo se ocupa de supevisarlas, dirigirlas y repararlas.

Éste habría programado el Universo en diversas esferas o dominios: ciertos pilotos automáticos dirigirían ciertas naves (por ejemplo, el que pilota nuestra nave somática y vital); en algunos casos, el piloto automático sería consciente, sentiente y volitivo y podría pilotar esta nave en ciertos dominios planificados (distinto piloto consciente y sentiente otorgado a un perro o a un ser humano).

Es más, el piloto consciente humano podría crear sus propios artefactos que podrían funcionar con pilotos automáticos y en parte con el piloto consciente (el automóvil funciona con mecanismos automáticos pero necesita que el piloto consciente guíe sus pasos por la carretera).
La segunda ley de la termodinámica y el principio de entropía deben entenderse dentro de sus propios límites.

Si el Universo se encamina cada vez a un mayor desorden -y debe en cualquier caso, siguiendo la tesis de Hawking, ya que está abandonado a su suerte- ¿Por qué a renglón seguido afirma Hawking, siguiendo las huellas de Darwin y de Theilhard de Chardin, que este Universo ha aumentado muchísimo su orden, ha progresado muchísimo en una escala biológica ascendente que "ha evolucionado desde los organismos más simples hasta seres capaces de medir el tiempo hacia atrás hasta llegar al big bang?"(cita Hawking a Hawking y a sus súbditos como el Himalaya del ascenso de la evolución cada vez más ordenada y perfecta en contraste con la ameba, teniendo como eslabones intermedios al mono, a Kant y Einstein).

Ver:José Antonio Jáuregui, Dios hoy
Ediciones NOBEL
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