Marx y la Biblia
La propiedad privada en cuestión
¿Licitud del régimen de salariado?
Nunca había existido un sistema socio-cultural cuyo refinado poder constrictivo atenazara al hombre en estratos tan hondos de la psique como el sistema capitalista: no sólo le hace creer que es libre, sino además hace que erija en ideal de su vida el insertarse en el sistema y ayudarle a funcionar
En los esclavos de la antigüedad había por lo menos la libertad interna que consiste en saberse esclavos; por lo menos con esa puertecita del alma eran libres. Hoy puede el sistema dejar físicamente sueltos a sus esclavios, porque los sabe psicológica e ideológicamente sujetos; si por casualidad escaparan, no les quedaría más remedio que retornar, porque es el único modo de sobrevivir.
Pero al hacer estas aclaraciones no pretendemos disculpar a los autores y consejeros de la doctrina pontificia. Un sentido elemental de justicia, que habrían podido beber en la Biblia, los hubiera convencido de que ningún grupo humano acepta libremente términos contractuales cuyo resultado es desclasamiento social del grupo frente a otros hombres que del contrato resultan cada vez más una clase favorecida y privilegiada.
La sola frase de Jesucristo sobre los ricos y el camello por el ojo de la aguja las debía hacer sospechar que se movían sobre inconscientes presupuestos absolutamente distintos; que a los ojos de la Biblia la sociedad dividida en clases es mala en sí misma, no por causa de las esencias, sino porque es imposible que llegue a existir sin la violencia y despojo que un grupo ejerce sobre todo el resto de la población.
La cuestión de si los obreros tienen o no derecho natural de entrar como socios y no simplemente como asalariados en el contrato con la empresa, se planteó en ética social esencialmente, lo cual significa: suponiendo legítimamente adquirida por los empresarios la propiedad de los bienes de producción, propiedad que los coloca como dueños frente a la masa de trabajadores que no poseen más que fuerza de trabajo...una vez demostrada falsa anula todas las elucubraciones...
Se podía haber llegado tambien a esa nulidad tomando en serio el derecho natural de coalición afirmado por la Rerum novarum, pues la más elemental ética social sostiene que para que el contratato meramente salarial sea lícito, se requiere que ambas partes contrayentes lo acepten con verdadera y auténtica libertad.
Sólo ceguera intelectual puede decir que la masa proletaria acepta con verdadera libertad el sistema de salariado, en el cual consiste por entero el sistema socieconómico occidental.
La actual masa proletaria se pliega porque no le queda más remedio si quiere, sobrevivir, y porque la maquinaria educativa, legal, religiosa, ideológica y de los medios de comunicación le impide incluso saber que tendría derecho de rehusarse; se pliega, no acepta libremente seguir siendo proletaria, pudiendo ser, no sólo dueña, sino más dueña del aparato de producción que los empresarios.
Para acceder a trabajar, la coalición obrera podría exigir que la propiedad de producción pasara a sus manos, si no lo exige es porque la violencia entera de la civilización occidental se lo impide; el contrato meramente salarial es el único camino que ésta le deja abierto, si no quiere morir de hambre.
---Ver: José P. Miranda: Marx y la Biblia. Crítica a la filosofía de la opresión
Ediciones Sígueme 1975